10.05.2013 Views

Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />

SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />

Daisy estaba tan concentrada en la silenciosa com<strong>un</strong>ión con la gorila que no vio cómo él se<br />

abría paso entre los niños y se acercaba a ella.<br />

—Daisy —dijo en voz baja.<br />

Daisy se puso tensa antes de volverse. La vio palidecer todavía más y cerrar los puños. Lo miró<br />

como si se estuviera preparando para escapar y él dio <strong>un</strong> paso adelante para detenerla, pero la fría<br />

expresión de su esposa lo detuvo. Sólo había visto <strong>un</strong>os ojos tan vacíos como ésos cuando se<br />

miraba en el espejo.<br />

—Tenemos que hablar. —Aquellas palabras imitaron inconscientemente las que ella le había<br />

dicho tantas veces, y la expresión fría con que lo miró debía de ser <strong>un</strong> reflejo de la manera en que<br />

él la había mirado con frecuencia.<br />

¿Quién era esa mujer? En su cara no asomaba la animación que acostumbraba. Sus enormes<br />

ojos violeta estaban tan vacíos que parecía que n<strong>un</strong>ca hubiera llorado. Era como si algo hubiera<br />

muerto en su interior y él comenzó a sudar. ¿Habría perdido al bebé? ¿Era ésa la causa de su<br />

cambio? «Por favor, que no le haya pasado nada al bebé.»<br />

—No hay nada de qué hablar. —Se volvió y se alejó atravesando la cortina de cuerda que servía<br />

de entrada al hábitat. Él la siguió y la tomó del brazo sin pensar.<br />

—Suéltame.<br />

¿Cuántas veces le había dicho eso Daisy cuando él la arrastraba por el recinto del circo o la<br />

sacaba de la cama al amanecer? Pero en ese momento las palabras carecían de la fuerza anterior.<br />

Miró la cara pálida e inexpresiva de su esposa. «¿Qué te he hecho, mi amor?»<br />

—Sólo quiero hablar contigo —dijo él con rapidez, apartándola de la gente.<br />

Ella miró en silencio la mano con que le rodeaba el brazo.<br />

—Si lo que quieres es que aborte, es demasiado tarde.<br />

Alex quiso echar la cabeza hacia atrás y aullar. Daisy había perdido el bebé y era culpa suya.<br />

—No sabes cuánto lo siento —dijo a duras penas, dejando caer la mano.<br />

—Oh, ya lo sé —dijo ella con <strong>un</strong>a extraña calma, —me lo dejaste muy claro.<br />

—Yo no te dejé claro nada. No te dije que te amaba. Lo único que te dije fue <strong>un</strong> montón de<br />

estupideces. Cosas que no sentía de verdad. —A Alex le dolían los brazos por el deseo de<br />

abrazarla, pero Daisy había erigido <strong>un</strong>a barrera invisible a su alrededor. —Olvidémonos de todo<br />

eso, cariño. Vamos a empezar de cero. Te prometo que todo será distinto esta vez.<br />

—Tengo que irme. No puedo llegar tarde al trabajo.<br />

Fue como sí él no hubiera hablado. Le había dicho que la amaba, pero no había servido de<br />

nada. Daisy sólo quería irse y no volver a verlo n<strong>un</strong>ca más.<br />

La determinación de Alex se hizo más fuerte. No podía dejar que ocurriera eso. Ya se ocuparía<br />

más tarde de su pesar. Antes haría lo que fuera necesario para recuperar a su esposa.<br />

—Te vienes conmigo.<br />

—Ni hablar. Tengo que ir a trabajar.<br />

—¿Y qué pasa con nuestro matrimonio?<br />

—No es <strong>un</strong> matrimonio de verdad. N<strong>un</strong>ca fue más que <strong>un</strong> acuerdo legal.<br />

—Ahora es de verdad. Hicimos <strong>un</strong>os votos, Daisy. Unos votos sagrados. Y eso es tan cierto<br />

como que estamos aquí.<br />

Escaneado por PACI <strong>–</strong> Corregido por Mara Adilén Página 231

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!