Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
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<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />
SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />
Eso hirió los sentimientos de Daisy, pero de nuevo no quiso darle más importancia de la que<br />
tenía.<br />
—Nos guste o no, ayer hicimos <strong>un</strong>os votos sagrados. Creo que lo primero que deberíamos<br />
hacer es preg<strong>un</strong>tarnos qué esperamos de este matrimonio.<br />
Él meneó la cabeza lentamente. Ella n<strong>un</strong>ca había visto a <strong>un</strong> hombre que pareciera más<br />
consternado.<br />
—Esto no es <strong>un</strong> matrimonio, Daisy.<br />
—¿Perdón?<br />
—No es <strong>un</strong> matrimonio de verdad, así que quítate esa idea de la cabeza.<br />
—¿De qué estás hablando? Por supuesto que es <strong>un</strong> matrimonio de verdad.<br />
—No, no lo es. Es <strong>un</strong> acuerdo legal.<br />
—¿Un acuerdo legal?<br />
—Exacto.<br />
—Ya entiendo.<br />
—Bien.<br />
La obstinación de Alex la enfureció.<br />
—Bueno, pues ya que soy la única involucrada en este acuerdo legal por el momento, intentaré<br />
que f<strong>un</strong>cione, tanto si quieres como si no.<br />
—No quiero.<br />
—Alex, hicimos <strong>un</strong>os votos. Unos votos sagrados.<br />
—Eso no tiene ningún sentido, y tú lo sabes. Te dije desde el principio cómo iban a ser las cosas.<br />
No te respeto, ni siquiera me gustas, y te aseguro que no tengo ni la más mínima intención de<br />
jugar a las casitas.<br />
—Estupendo. ¡Tú tampoco me gustas!<br />
—Veo que nos entendemos.<br />
—¿Cómo podría gustarme alguien que se ha dejado comprar? Pero eso no quiere decir que<br />
vaya a ignorar mis obligaciones.<br />
—Me alegra oírlo. —Él la recorrió lentamente con la mirada. —Me aseguraré de que tus<br />
obligaciones sean agradables.<br />
Ella sintió que se sonrojaba y que esa inmadura reacción la enfadaba lo suficiente como para<br />
desafiarlo.<br />
—Estás refiriéndote al sexo, ¿por qué no hablas claro?<br />
—Por supuesto que me refiero al sexo.<br />
—¿Con o sin tu látigo? —Ella se arrepintió en cuanto las impulsivas palabras salieron de su<br />
boca.<br />
—Tú eliges.<br />
Daisy fue incapaz de seguir soportando sus bromas. Se dio la vuelta y se puso a mirar por la<br />
ventanilla.<br />
—¿Daisy?<br />
Tal vez fuera porque deseaba creerlo, pero su voz le pareció más suave esta vez. Ella suspiró.<br />
Escaneado por PACI <strong>–</strong> Corregido por Mara Adilén Página 41