Doctrina y Convenios e Historia de la Iglesia - Seminaries ...

Doctrina y Convenios 48
que nombren los principios que rigen los dones del Espíritu.
Analicen esos principios y su importancia en nuestra vida.
Lean los versículos 27–29 y adviertan quién tiene el don de
discernir qué dones son de Dios y cuáles no lo son. Comparta
la siguiente declaración del élder Abraham O. Woodruff, que
fue miembro del Quórum de los Doce:
“Los santos deben dejarse guiar por el Espíritu de Dios
y estar sujetos a los que presiden las reuniones. Si el
obispo, que es un juez común en Israel, le dice a una
persona que se refrene de usar cierto don, o cualquier
otro, es deber de ésta hacer lo que se le dice. El obispo
tiene el derecho de gozar del don del discernimiento,
por medio del cual puede decir si esos espíritus son de
Dios o no, y si no lo son, no deben tener cabida en las
congregaciones de los santos” (en Conference Report,
abril de 1901, pág. 12).
Introducción
Doctrina y Convenios 47
En la revelación de la sección 47, el Señor llama a John Whitmer
a escribir y llevar “una historia sistemática” (vers. 1) y “llevar
continuamente el registro y la historia de la iglesia… por
el Consolador” (vers. 3–4, véase también D. y C. 21:1). El
presidente Spencer W. Kimball nos aconsejó algo semejante:
“Exhorto al pueblo de esta Iglesia a brindar seria atención a su
historia familiar; a que alienten a sus padres y abuelos a escribir
sus diarios personales y que no permitan que la familia vaya
a la eternidad sin haber dejado sus memorias para sus hijos,
nietos y toda su posteridad. Ésta es una seria obligación y
responsabilidad” (“El verdadero camino”, Liahona, agosto de
1979, pág. 3).
El presidente Kimball también describió algunos beneficios
que encierra el guardar registros:
“Quienes lleven un libro de recuerdos tienen más probabilidades
de recordar al Señor en su diario vivir. Los diarios personales
son una forma de contar nuestras bendiciones y dejar constancia
de ellas” (véase “Los profetas”, Liahona, agosto de 1978,
pág. 123).
Algunos principios importantes
del Evangelio para tener en cuenta
• Se manda a la Iglesia llevar su historia y se le promete la
ayuda del Espíritu Santo. Al llevar nuestra historia personal,
podemos también nosotros gozar de ese mismo Espíritu
(véase D. y C. 47).
Otras fuentes de estudio
• Doctrina y Convenios, Manual para el alumno: Religión 324–325,
págs. 97–98.
Sugerencias para la enseñanza
Doctrina y Convenios 47. Se manda a la Iglesia llevar
su historia y se le promete la ayuda del Espíritu Santo.
Al llevar nuestra historia personal, podemos también
nosotros gozar de ese mismo Espíritu. (15–20 minutos.)
Relate a los alumnos algún suceso inspirador de la historia de
la Iglesia. (Véanse los ejemplos siguientes en La historia de la
Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los tiempos: Extraños
prepararon el campo, págs. 62–63; los Tres Testigos, págs. 65–67;
el Campo de Sión en el río Fishing, págs. 166–167; José Smith
en la cárcel de Richmond, págs. 234–235; los milagros en
Montrose, págs. 246–248; la misión de Hugh B. Brown en
Inglaterra, págs. 536–538.) Pregunte:
• ¿Qué les impresionó más acerca de ese suceso?
• ¿Qué importancia tiene el recordar ese suceso?
• ¿Qué tuvo que suceder para que nosotros pudiésemos
enterarnos de experiencias como ésas?
• ¿Sería diferente nuestro concepto de la historia de la Iglesia
si nadie hubiera llevado registros?
Lean Doctrina y Convenios 47 y fíjense en para qué se llamó
a John Whitmer. Pregunte a los alumnos por qué piensan ellos
que es importante que la Iglesia lleve una historia y por qué
es importante también que ellos escriban sus propias historias
(véanse los comentarios correspondientes a D. y C. 47:1 en
Doctrina y Convenios, Manual para el alumno: Religión 324–325,
pág. 97; véase también las declaraciones del presidente Kimball
en la Introducción de esta lección).
Explique que un historiador de la Iglesia no puede ser testigo
y registrar todo lo que sucede en la Iglesia; por lo tanto, recoge
historias de otras personas. En sentido general, nuestras propias
experiencias son parte de la historia de la Iglesia y pueden
influir en generaciones futuras. Invite a algunos de los alumnos
a compartir sucesos inspiradores que hayan vivido o
presenciado y aliéntelos a registrarlos en sus diarios personales.
Introducción
Doctrina y Convenios 48
En abril de 1829, el Señor mandó al profeta José Smith
“establecer la causa de Sión” (D. y C. 6:6). Revelaciones
posteriores se refirieron también a Sión en términos generales
(véase D. y C. 11:6; 12:6; 14:6; 21:7–8; 24:7). Pero en julio de 1830,
el Señor se refirió a Sión como a un lugar. A Emma, la esposa
del Profeta, se le prometió que ella recibiría “una herencia en
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