Doctrina y Convenios e Historia de la Iglesia - Seminaries ...

Doctrina y Convenios 42
Introducción
Doctrina y Convenios 42
El profeta José Smith describió la sección 42 como una revelación
que “abarca la ley de la Iglesia” (History of the Church, tomo I,
pág. 148). Las leyes del Señor no tienen el propósito de restringir
nuestra libertad ni nuestra dicha sino brindarnos bendiciones
(véase D. y C. 130:21). Sus leyes son tan importantes para
nuestra felicidad que Él promete coronar a quienes lo obedezcan
“con bendiciones de arriba, sí, y con mandamientos no pocos”
(D. y C. 59:4). ¡Se imaginan ser bendecidos con mandamientos!
El élder George Albert Smith, en ese entonces miembro del
Quórum de los Doce, proporcionó esta perspectiva reflexiva:
“De niño, yo creo que pensaba que el Señor tenía arreglados
los asuntos… de esta vida de manera que tenía que obedecer
ciertas leyes o afrontar de inmediato el castigo. Pero con el
correr de los años, he aprendido la lección desde otro punto
de vista y ahora para mí las leyes del Señor… son simplemente
la dulce música de la voz de nuestro Padre Celestial en Su
misericordia para con nosotros. Ellas son el consejo y las
recomendaciones de un Padre amoroso que se preocupa más
por nuestro bienestar que nuestros padres terrenales y, por
consecuencia, aquello que una vez me pareció ser una ley
severa es ahora el consejo amoroso y cariñoso de un sabio
Padre Celestial que todo lo sabe” (en Conference Report,
octubre de 1911, págs. 43–44).
Algunos principios importantes
del Evangelio para tener en cuenta
• Las leyes del Señor bendicen a Sus hijos. Sus leyes
no son pesadas cargas que limitan nuestra libertad sino
oportunidades que nos brindan gozo (véase D. y C. 42;
véase también D. y C. 130:20–21).
• Se nos ha mandado enseñar los principios del Evangelio de
las Escrituras conforme el Espíritu nos dirija. Si oramos con
fe, guardamos los convenios y obedecemos los mandamientos
del Evangelio, el Espíritu acompañará nuestra enseñanza
(véase D. y C. 42:12–17; véase también 1 Corintios 2:4, 10–11;
2 Nefi 33:1; D. y C. 50:13–18; 52:9).
• Si no nos arrepentimos, deberemos sufrir las consecuencias
de nuestros pecados (véase D. y C. 42:18–29, 74–93).
• Quienes rehúsen arrepentirse de su codicia negarán la fe
y perderán el Espíritu (véase D. y C. 42:23; véase también
Mateo 5:27–28; D. y C. 63:16).
• Los santos que viven la ley de consagración hacen convenio
de recordar a los pobres al consagrar sus bienes a la Iglesia
del Salvador (véase D. y C. 42:30–42, 53–55, 70–73; véase
también D. y C. 51:5–8).
• En tiempos de enfermedad, el Señor nos aconseja buscar
las bendiciones del sacerdocio y la ayuda médica competente
(véase D. y C. 42:43–44; véase también Santiago 5:14–16).
• Es apropiado sentir pesar por la pérdida de un ser querido,
pero la muerte no es una tragedia para quienes viven el
Evangelio (véase D. y C. 42:44–52).
• Las revelaciones y las respuestas a nuestras oraciones las
recibimos a medida que las busquemos (véase D. y C.
42:56–58, 61, 68; véase también Mateo 7:7–11; Alma 26:22).
Otras fuentes de estudio
• La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de
los tiempos: Religión 341–343, págs. 101, 108–112.
• Doctrina y Convenios, Manual para el alumno: Religión 324–325,
págs. 78–82, 368–372.
Sugerencias para la enseñanza
Doctrina y Convenios 42. Las leyes del Señor
bendicen a Sus hijos. Sus leyes no son pesadas
cargas que limitan nuestra libertad sino oportunidades
que nos brindan gozo. (15–20 minutos.)
S M T W TH F S
Anote varias leyes en la pizarra (por ejemplo, no manejar a alta
velocidad, no robar, pagar las deudas). Analicen las siguientes
preguntas:
• ¿Creen que esas leyes son necesarias? ¿Por qué sí?
o ¿por qué no?
• ¿En qué forma sería diferente nuestra ciudad o nuestro país
si no hubiera leyes?
• ¿Cuáles son algunas de las leyes de Dios?
• ¿Por qué se relacionan esas leyes con nuestra felicidad?
Escriba en la pizarra o muestre por medio de un retroproyector
la siguiente declaración del profeta José Smith, y pida a los
alumnos que la lean en silencio:
“La felicidad es el objeto y propósito de nuestra
existencia; y también será el fin de ella, si seguimos el
camino que nos conduce a la felicidad; y este camino es
virtud, justicia, fidelidad, santidad y obediencia a todos
los mandamientos de Dios. Mas no podemos guardar
todos los mandamientos si en primer lugar no los
sabemos y no podemos esperar saberlos todos, o saber
más de lo que ya sabemos a menos que cumplamos o
guardemos los que ya hemos recibido” (Enseñanzas del
Profeta José Smith, pág. 312).
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