Doctrina y Convenios e Historia de la Iglesia - Seminaries ...

La Iglesia se Traslada al Oeste
de haber vivido con nuestro Padre Celestial y de haber
venido a la tierra, debemos tener la determinación de
regresar a nuestra morada eterna con honor” (“El
Sacerdocio Aarónico: ‘Regresemos con honor’ ”, Liahona,
julio de 1990, pág. 49).
Pregunte a los alumnos qué creen que deben hacer para poder
regresar a su Padre en los cielos con honor. Si ellos no lo
mencionan, indique que debemos magnificar nuestros
llamamientos. Pida a los alumnos que lean el párrafo 20 de
la sección “Presidente John Taylor” de la guía de estudio para
el alumno, pág. 184, y pregúnteles:
• ¿De qué responsabilidad habla el presidente Taylor en esta
declaración?
• ¿Por qué la obra misional es importante en nuestros esfuerzos
por “regresar con honor”?
• ¿Qué pueden hacer hoy para tomar parte en la obra misional?
Pida a un alumno que lea Jacob 1:18–19 y Doctrina y Convenios
18:10–16 a la clase. Analicen la relación que guardan esos
versículos con nuestra responsabilidad de magnificar nuestros
llamamientos y compartir el Evangelio con los demás. Pida a
todos los alumnos que escojan a una persona a quien podrían
ayudar durante la próxima semana y la manera en que lo harán.
Pida a los alumnos que lean los párrafos 2–9 de la sección
“Presidente John Taylor” y busquen un ejemplo de obra
misional que les llame la atención. Después pida a varios de
ellos que compartan el ejemplo que hayan escogido y la razón
por la que lo hicieron. A continuación, comparta las siguientes
declaraciones. El élder Joe J. Christensen, en ese entonces
miembro de la Presidencia de los Setenta, dijo:
“Los profetas de la actualidad nos han dicho que todo
joven física y mentalmente capaz debe prepararse para
cumplir una misión honorable. El Señor no dijo: ‘Vayan
a la misión si se ajusta a sus planes, o si les da la gana,
o si no obstaculiza sus becas, o su romance, o sus planes
académicos’. El predicar el Evangelio es un mandamiento
y no una mera sugerencia; es una bendición y un
privilegio, no un sacrificio. Recuerden, aun cuando para
algunos de ustedes existan razones muy tentadoras de
no servir en una misión regular, el Señor y Sus profetas
cuentan con ustedes” (“El Salvador cuenta con ustedes”,
Liahona, enero de 1997, pág. 45).
El presidente Gordon B. Hinckley enseñó:
“Necesitamos a algunas jóvenes [que salgan a la misión].
Ellas realizan un trabajo extraordinario…
“…La obra misional es esencialmente una responsabilidad
del sacerdocio, por lo que nuestros hombres jóvenes
deben llevar el peso principal. Ésta es la responsabilidad
y la obligación de ellos.
“No pedimos que las mujeres jóvenes consideren la
misión como parte esencial del programa de su vida…
De nuevo digo a las hermanas que se les respetará
mucho, se les considerará que cumplen con su deber y
sus esfuerzos serán aceptables para el Señor y para la
Iglesia ya sea que vayan o no a la misión” (“Pensamientos
sobre los templos, la retención de conversos y el servicio
misional”, Liahona, enero de 1998, pág. 65).
Aliente a los jóvenes a prepararse para servir en una misión
regular y aliente a todos los alumnos a buscar oportunidades
para hacer obra misional en su vida diaria. Testifique de que
debemos seguir el consejo del profeta a fin de “regresar con
honor” al reino de nuestro Padre Celestial.
“Presidente John Taylor”, Guía de estudio para el
alumno, pág. 184, párrafos 13–18. Debemos temer a
Dios y obedecer Sus leyes, aun cuando éstas no gocen
de la aceptación popular. (25–30 minutos.)
Lea la siguiente declaración del élder Gary J. Coleman de los
Setenta:
“Cada uno de nosotros tiene que pasar por muchos
momentos difíciles aquí en la tierra. Desde los estrados
de la opinión pública oímos infinidad de voces que desean
persuadirnos. Nuestro camino nunca será el camino
popular del mundo. Por el sendero hay obstáculos que
nos harán tropezar y quizá nos hieran, pero debemos
seguir adelante. Debemos avanzar con la fortaleza del
Señor, siendo cada uno responsable de llegar a la meta
final de nuestra jornada terrenal” (“Jesucristo es el
punto central de la restauración del Evangelio”, Liahona,
enero de 1993, pág. 50).
Someta a discusión de clase las siguientes preguntas:
• ¿Qué experiencias de la vida diaria nos demuestran que la
declaración del élder Coleman es cierta?
• ¿Por qué no son populares entre el resto del mundo algunas
de nuestras creencias o normas?
Ponga a la vista una lámina del presidente John Taylor (véase
Las bellas artes del Evangelio Nº 508). Repasen brevemente las
partes “Su vida” y “Su presidencia”, de la sección “Presidente
John Taylor”, de la guía de estudio para el alumno, págs.
181–182. Pregunte: ¿Qué estaban haciendo los santos durante la
administración del presidente Taylor que estaba mal visto a los
ojos del mundo? Lean el párrafo 13 de la sección “Presidente
John Taylor” para encontrar la respuesta. Lean los párrafos
14–18 y analicen las persecuciones que soportaron los santos en
esa época. Pregunte: ¿Cómo se sentirían si se les tratara así por
poner en práctica sus creencias? Consulten Isaías 51:7–8; Hechos
4:19; Doctrina y Convenios 3:7–8 para enriquecer el análisis.
Pregunte a la clase: ¿Creen que los miembros de la Iglesia
tienen mayor aceptación en la actualidad que en los días del
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