Doctrina y Convenios e Historia de la Iglesia - Seminaries ...

Doctrina y Convenios 25
correspondiente a Doctrina y Convenios 25:16 de Doctrina y
Convenios, Manual para el alumno: Religión 324–325 (pág. 50).
Si lo cree conveniente, comparta partes del discurso del élder
Neal A. Maxwell correspondiente a esa sección, en ese mismo
manual de Doctrina y Convenios, Manual para el alumno, págs.
50–51 y analícelas con la clase.
Lea y analice con la clase la siguiente declaración del presidente
Gordon B. Hinckley:
“Siento que debo invitar a toda mujer, dondequiera que
se encuentre, a lograr el gran potencial que tiene dentro.
No les pido que traten de alcanzar más de lo que
su capacidad se lo permita. Espero que no estén
constantemente preocupadas con sentimientos de fracaso.
Espero que no se pongan metas que superen su capacidad
para alcanzarlas. Espero que sencillamente hagan lo
que les sea posible de la mejor forma que puedan. Si lo
hacen, serán testigos de los milagros que tendrán lugar”
(Motherhood: A Heritage of Faith, 1995, pág. 9).
“Permítanme expresar mi gratitud a ustedes, mujeres
Santos de los Últimos Días, cuyo número asciende a
millones y que se encuentran en más de cien naciones
de la tierra. El poder que tienen para hacer el bien es
extraordinario y sus talentos y devoción maravillosos.
La fe y el amor que tienen por el Señor, por Su obra y por
Sus hijos e hijas son conmovedores. Continúen viviendo
el Evangelio y magnificándolo ante todos los que las
rodean. Sus buenas obras serán de mayor importancia
que las palabras que puedan hablar. Anden en virtud y
en verdad y con fe y fidelidad. Ustedes son parte de un
plan eterno, un plan diseñado por Dios, nuestro Padre
Celestial, y cada día es parte de esa eternidad” (véase
“Hijas de Dios”, Liahona, enero de 1992, pág. 112).
Doctrina y Convenios 25:11–12 (Dominio de las
Escrituras, Doctrina y Convenios 25:12). El canto
del corazón es una oración para el Señor. (20–25 minutos.)
Invite a los alumnos a nombrar tipos de música (por ejemplo,
clásica, himnos, popular, folclórica, instrumental, rock, etc.)
Pídales que describan qué sienten cuando escuchan esa clase
de música (paz, alboroto, irritación, confusión, patriotismo,
amor, despreocupación, miedo, espiritualidad). Pregunte qué,
en su opinión, hace que la música sea buena o mala (véase
Moroni 7:14–16).
Comparta el siguiente consejo del presidente Boyd K. Packer:
“Cierto tipo de música es espiritualmente muy
destructivo. Los jóvenes saben a qué música me refiero;
el ritmo, el sonido y el estilo de vida de los que la
interpretan apartan el Espíritu. Es mucho más peligrosa
de lo que ustedes se imaginan, porque les asfixia los
sentimientos espirituales” (“Revelación personal: el don,
la prueba y la promesa”, Liahona, enero de 1995, pág. 71).
Pida a un alumno que lea Doctrina y Convenios 25:11. Indique
que el Señor dio ese mandamiento a Emma Smith en julio de
1830, tres meses después de que se organizara la Iglesia. El
himnario que ella compiló se publicó en 1835. Al igual que
todos los himnarios de la Iglesia que se han publicado desde
entonces, ése también contenía algunos himnos escritos por
los Santos de los Últimos Días y algunos que se utilizaban en
otras iglesias. (Véase La historia de la Iglesia en la dispensación
del cumplimiento de los tiempos, pág. 181.) Pida a los alumnos
que lean el versículo 12 y vean qué piensa el Señor de la música
sagrada. Analicen las preguntas siguientes:
• ¿Por qué piensan que el Señor pidió a Emma que compilara
un libro de himnos?
• ¿Por qué es diferente un himno de cualquier otra clase de
música? (véase la declaración que hizo el élder Bruce R.
McConkie, que se encuentra en el comentario correspondiente
a D. y C. 25:12 en Doctrina y Convenios, Manual para el alumno:
Religión 324–325, págs. 49–50).
Pida a los alumnos que den ejemplos de cómo un himno puede
ser un “canto del corazón” o “una oración para” el Señor.
Pregunte: ¿Por qué un himno puede fortalecernos o darnos
aliento?
Pida a un alumno que lea la siguiente declaración del élder
Boyd K. Packer:
“Elijan de entre la música sacra de la Iglesia un himno
que sea su predilecto, uno con palabras que eleven y cuya
música sea reverente, uno que les haga sentir inclinados
a la inspiración. Repítanlo en su mente con mucha
atención. Apréndanlo de memoria. Aunque no hayan
tenido entrenamiento musical, pueden repetir un himno
en la memoria.
“Usen ese himno como el lugar al cual vayan sus
pensamientos. Hagan de él un escape de emergencia.
Siempre que encuentren a esos actores oscuros
[pensamientos inapropiados] escurriéndose desde las
bambalinas del pensamiento al escenario de la mente,
piensen en ese himno. A medida que la música comienza
y la letra empieza a aparecer en sus pensamientos, los
pensamientos indignos se retirarán avergonzados”
(véase Sólo para varones jóvenes, folleto).
Analicen cómo los himnos pueden ayudarnos a vencer la
tentación e invite a los alumnos a dar ejemplos sacados de su
propia vida.
Canten o póngales la grabación de algunos de los himnos o
canciones de la Primaria preferidos de los alumnos. Analicen
los sentimientos que acompañan a la música inspirada. Del
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