Doctrina y Convenios e Historia de la Iglesia - Seminaries ...

Período de Nauvoo
• ¿De qué se maravilló José? ¿Por qué?
• ¿Qué significa la frase “quienes lo habrían recibido de todo
corazón”? (D. y C. 137:8).
• ¿Quiénes son los “que mueren antes de llegar a la edad de
responsabilidad”? (vers. 10).
• ¿Por qué las enseñanzas de esta sección podrían dar
esperanza a muchas personas?
• ¿En qué forma podrían valerse de esas enseñanzas para
compartir el Evangelio con los demás?
Explique a los alumnos que Alvin Smith nació el 11 de febrero
de 1798 y falleció el 19 de noviembre de 1823. El presidente
Joseph Fielding Smith escribió:
“[Alvin] falleció con una oración en los labios por su
hermano menor, José, y le amonestó que fuera verídico
a la gran obra que se le había encomendado. Se dice
que Alvin ‘era un joven de un carácter extremadamente
bueno, bondadoso y amigable’ ” (Essentials in Church
History, 27 ed., 1974, pág. 35).
Pida a los alumnos que piensen en las multitudes de personas
han vivido sobre la tierra sin tener la oportunidad de oír el
Evangelio. Pida a los alumnos que piensen en los muchos niños
a lo largo de la historia que han muerto antes de alcanzar la
edad de ocho años. Pregunte:
• ¿Por qué las enseñanzas de la sección 137 demuestran el
amor de Dios por todos Sus hijos?
• ¿Por qué es importante saber que quienes mueren sin haber
oído el Evangelio tienen la oportunidad de aceptarlo en el
mundo de los espíritus?
• ¿Por qué es importante conocer que quienes mueren antes
de llegar a los ocho años se salvan en el reino celestial?
Lean 2 Nefi 26:33 y comparta su testimonio del amor que Dios
tiene por todos Sus hijos.
Doctrina y Convenios 137:9. El Señor nos juzga por
el deseo de nuestro corazón como así también por
nuestras obras. (15–20 minutos.)
Pida a los alumnos que escriban en una hoja de papel las
respuestas a las siguientes preguntas e invite a varios de ellos
a compartir con los demás lo que hayan escrito:
• ¿Qué quiere decir la palabra deseo en este contexto?
• ¿Qué es lo que más deseas en la vida?
• ¿Cómo sabes cuán intenso es el deseo que sientes por algo?
Comparta esta declaración del élder Marvin J. Ashton, que fue
miembro del Quórum de los Doce: “Aprendemos a amar lo que
servimos, y lo que amamos nos cuesta tiempo; y lo que nos
cuesta tiempo es lo que amamos” (véase “Servimos lo que
amamos”, Liahona, agosto de 1981, pág. 36). Pregunte:
• En su opinión, ¿qué quiere decir esa declaración?
• ¿Por qué esa declaración se relaciona con nuestros deseos?
• ¿Qué relación existe entre lo que amamos, lo que servimos
y a qué dedicamos nuestro tiempo?
• Si alguien hiciera una película de la vida de ustedes, ¿cuál
dirían que es su deseo? ¿Por qué?
Lean Doctrina y Convenios 137:9 y fíjense en lo que allí se
enseña acerca de nuestros deseos. Pregunte: ¿Por qué piensan
que Dios nos juzgará tanto por nuestros deseos como por
nuestras obras? Comparta la siguiente declaración del élder
Neal A. Maxwell:
“Por tanto, ya sea que nos agrade o no… la realidad
requiere que reconozcamos que somos responsables de
nuestros deseos…
“Por consiguiente, la función de los deseos es inexorable,
porque, como dijo el presidente Brigham Young: ‘Los
hombres y mujeres que deseen tener un lugar en el
reino celestial descubrirán que es necesario batallar
diariamente’ (en Journal of Discourses, 11:14). Por lo
tanto, el verdadero soldado de Cristo es mucho más
que un guerrero de fin de semana” (“Según nuestros
deseos”, Liahona, enero de 1997, pág. 22).
Testifique acerca de la importancia de tener deseos justos.
Comparta las siguientes citas: El élder Maxwell escribió:
“Una forma poco empleada de poner a prueba con
sencillez la rectitud de nuestros deseos es llevarlos de
forma honrada y específica ante Dios, con una oración
reverente y personal. ¿Por qué? Porque si nos da
vergüenza pedirle a Él algunos de nuestros deseos, eso
confirmará de inmediato que éstos no son correctos.
Los deseos que no sean dignos de pedirle a Él que nos
conceda son también indignos de nosotros. Obviamente,
no debemos albergar más esos deseos en nuestro corazón
ni en nuestra mente” (That Ye May Believe, 1992, pág. 112).
El élder Marvin J. Ashton escribió:
“¿Cómo podemos lograr que disminuya el amor que
sentimos por cosas que no son para nuestro beneficio?
Debemos examinar nuestra vida y ver a qué cosas
prestamos servicio o por cuáles hacemos sacrificios, y
luego a cortar el tiempo y el esfuerzo en aquello que no
valga la pena. Si lo hacemos, nuestro amor por ellas se
marchitará y morirá y entonces será posible encauzarlo
por senderos de dirección eterna. Nuestros vecinos y
nuestros familiares responderán a nuestro amor tan sólo
con que seamos firmes en nuestro apoyo y generosidad.
El verdadero amor es tan eterno como la vida misma.
Algunos llamamientos y asignaciones en la Iglesia pueden
parecer insignificantes y sin valor en el momento, pero
con cada asignación que cumplamos bien, crecerá nuestro
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