Doctrina y Convenios e Historia de la Iglesia - Seminaries ...

Doctrina y Convenios 121–122
reciba el dador… pueden no siempre estar representadas
en forma económica ni material” (véase “La sagrada ley
del diezmo”, Liahona, mayo de 1991, pág. 4).
El élder Dallin H. Oaks dijo:
“Algunos dicen: ‘Mis medios no me permiten pagar el
diezmo’. Los que depositan su fe en las promesas del
Señor dicen: ‘No puedo permitirme no pagar el diezmo”
(“El diezmo”, Liahona, julio de 1994, pág. 39).
Pregunte:
• De acuerdo con el versículo 4, ¿cuánto requiere el Señor
como diezmo?
• Si tuviéramos preguntas acerca del diezmo, ¿quién sería la
persona más indicada para ir a ver? (El obispo.)
• ¿Cuándo nos reunimos con el obispo para dar un informe
de nuestro estado de diezmos? (En el ajuste de diezmos.)
El élder Howard W. Hunter, en ese entonces miembro del
Quórum de los Doce , enseñó
Someta a discusión de clase la preguntas siguientes:
• Además de una décima parte de nuestro dinero y de
nuestros bienes, ¿qué dijo el presidente Brigham Young
que el Señor requiere también de nosotros? (Nuestro tiempo,
nuestros talentos.)
• ¿De qué manera se puede pagar el diezmo con tiempo
y talentos?
• ¿Cuánto es el diez por ciento de veinte años?
• ¿Por qué el prestar servicio misional es como el diezmo del
tiempo de un joven?
• ¿Qué más podemos hacer para dar al Señor de nuestro
tiempo y talentos? (Prestar servicio en los llamamientos de
la Iglesia y llevar a cabo otros actos de servicio.)
Dé su testimonio del diezmo. Si es posible, comparta alguna
experiencia personal que ilustre las bendiciones que se reciben
al pagar un diezmo íntegro o invite a un alumno a hacerlo.
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“La ley dice claramente ‘la décima parte de todo su
interés’. El interés significa ganancia, remuneración,
utilidades. Es el sueldo de un empleado, la ganancia de
la operación de un negocio, las utilidades que se reciben
de lo que uno produce o la remuneración que recibe
una persona de cualquier otra fuente de ingreso”
(en Conference Report, abril de 1964, pág. 35).
El presidente Gordon B. Hinckley dijo:
“La realidad es que el diezmo es la ley de finanzas del
Señor, la cual se recibió de Él por medio de revelación.
Es una ley divina que encierra una promesa grandiosa
y hermosa, y se aplica a todo miembro de la Iglesia que
tenga un ingreso. Se aplica tanto a la viuda en su pobreza
como al hombre rico en su riqueza” (“The Widow’s
Mite”, en Brigham Young University 1985–1986 Devotional
and Fireside Speeches,1986, pág. 9).
El presidente Brigham Young enseñó:
“No somos independientes, pues hemos sido comprados
por precio; somos del Señor; nuestro tiempo, nuestros
talentos, nuestro oro y plata, nuestro trigo y excelente
harina, nuestro vino y nuestro aceite, nuestro ganado y
todo lo que en esta tierra existe y poseemos le pertenece
al Señor y Él requiere una décima parte de ello para
edificar Su reino” (Enseñanzas de los Presidentes de la
Iglesia: Brigham Young, pág. 166).
Introducción
El profeta José Smith y varios de sus compañeros estuvieron
injustamente presos en la cárcel de Liberty desde el 1 de
diciembre de 1838 hasta el 6 de abril de 1839. Mientras se
hallaba arrestados, el Profeta escribió una carta a los santos
que incluía una oración en la que suplicaba por ellos y también
por él mismo (véase D. y C. 121:1–6). Una de las preguntas
más conmovedoras de la vida es: “¿Por qué le suceden cosas
malas a la gente buena?” La respuesta que el Señor dio a la
oración de José Smith brinda una perspectiva acerca de las
pruebas y enumera las cosas buenas que se reciben por
soportarlas (véase D. y C. 121:9–46; 122).
Aun cuando la experiencia del profeta José nos ayuda a
comprender el porqué de nuestras dificultades, algunas de las
pruebas van en contra de toda lógica. El élder Harold B. Lee,
en ese entonces miembro del Quórum de los Doce, dijo: “La
función de la religión no es la de contestar todas las preguntas
acerca de la forma justa y perfecta en que Dios gobierna el
universo, sino dar valor a la persona para que, por medio de
la fe, siga adelante a pesar de las preguntas a las que nunca
podrá encontrar una respuesta en su presente estado” (en
Conference Report, octubre de 1963, pág. 108).
Algunos principios importantes
del Evangelio para tener en cuenta
• Algunas de las pruebas que afrontamos son el resultado de
los hechos de los inicuos. Finalmente, los inicuos enfrentarán
la justicia de Dios (véase D. y C. 121:1–25; véase también
Alma 14:10–11).
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