Doctrina y Convenios e Historia de la Iglesia - Seminaries ...

El período de Ohio y Misuri
Pregúnteles:
• ¿Han asistido recientemente a algún funeral?
• ¿Qué piensan que sentía la familia del difunto?
Muestre una o más láminas del Salvador resucitado (por
ejemplo, Las bellas artes del Evangelio, números 233–235).
Testifique que en virtud de la expiación de Jesucristo, todos
viviremos nuevamente. Lean Doctrina y Convenios 42:45
y analicen por qué, aun cuando sabemos acerca de la
Resurrección, está bien que lloremos por los que mueran.
Comparta la siguiente declaración del élder Russell M. Nelson:
“Sea cual sea la edad, lloramos por los seres amados
que se van. Ese llanto es una de las más profundas
expresiones de amor puro” (“Las puertas de la muerte”,
Liahona, julio de 1992, pág. 80).
Lean los versículos 46–47 y después pregunte: ¿Por qué creen
que la muerte será “dulce” para quienes hayan guardado los
convenios del Evangelio? Pida a los alumnos que repasen los
versículos 48–52 y después pregúnteles:
• ¿Qué piensan que quiere decir la frase “no estuviere señalado
para morir”? (véase el comentario correspondiente a D. y C.
42:48 en Doctrina y Convenios, Manual para el alumno:
Religión 324–325, pág. 81).
• ¿En qué casos bendice el poder de la fe a una persona?
• ¿Por qué podría una persona que tuviera una gran fe padecer
años de enfermedad u otras dolencias?
• ¿Nos curará el Señor siempre de nuestras enfermedades?
¿Por qué no?
Comparta la siguiente explicación del presidente Spencer W.
Kimball, en ese entonces Presidente del Quórum de los Doce:
“Si todos los enfermos por quienes oramos fueran
sanados, y todos los justos protegidos, y si todos los
pecadores fueran destruidos, se anularía así todo el
programa de nuestro Padre… y nadie tendría que vivir
por medio de la fe.
“…existiría muy poco o ningún sufrimiento, dolor,
decepción ni muerte; y si éstos no existieran, tampoco
habría gozo, éxito, resurrección ni vida eterna…
“…como seres humanos, descartaríamos de nuestra vida
el dolor físico y la angustia mental, garantizándonos así
una vida de constante comodidad y placidez, pero al
hacerlo estaríamos cerrando las puertas a las aflicciones
y al dolor, y con ello excluiríamos posiblemente a nuestro
mejores amigos y benefactores. El sufrimiento puede
volver santas a las personas, al aprender éstas a tener
paciencia, perseverancia y autodominio” (véase La fe
precede al milagro, págs. 96–97).
Pida a los alumnos que repasen Doctrina y Convenios
42:43–52. Invítelos a marcar los versículos que más les hayan
impactado y a escribir un párrafo que explique por qué esos
pasajes de las Escrituras los pueden ayudar.
Introducción
Doctrina y Convenios 43
La sección 43 es una de las varias revelaciones que se recibieron
poco después de que el profeta José Smith llegara a Kirtland,
Ohio. Los miembros nuevos de la Iglesia muchas veces se
sentían confusos acerca del orden y la forma en que la Iglesia
recibía revelación. A algunos de los primeros santos los
influenciaron algunas personas que decían haber recibido
revelación, como el caso de Hiram Page (véase D. y C. 28),
de la señora Hubble (véase D. y C. 43) y de los Tembladores
(véase D. y C. 49). En cada caso, el Señor amonestó a Su pueblo
mediante Su profeta verdadero. Esas secciones afirman que
se designa sólo a una persona para recibir revelación para la
toda la Iglesia.
Algunos principios importantes
del Evangelio para tener en cuenta
• Sólo el Presidente de la Iglesia recibe mandamientos y
revelaciones para toda la Iglesia. Los miembros apoyan al
profeta mediante su fe, sus oraciones y sus acciones (véase
D. y C. 43:1–7, 12–14; véase también Amós 3:7; D. y C. 1:38;
28:2–8).
• Los siervos de Dios deben enseñar por medio del Espíritu
y amonestar a todas las personas al arrepentimiento. Con
anterioridad a Su venida en juicio, el Señor testificará al
pueblo por medio de truenos, relámpagos, terremotos,
granizadas y hambres (véase D. y C. 43:7, 15–25; véase
también D. y C. 42:12–14; 50:15–22; 88:81–92).
• El propósito de las reuniones de la Iglesia es instruirnos y
edificarnos los unos a los otros, aprender las leyes de Dios
y ser santificados (véase D. y C. 43:8–10; véase también
Moroni 6:5–9; D. y C. 46:2).
• El Milenio abarcará un período de mil años de paz y rectitud,
durante el cual Satanás estará atado (véase D. y C. 43:18,
26–33; véase también Isaías 65:17–25; 1 Nefi 22:26).
Otras fuentes de estudio
• La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de
los tiempos: Religión 341–343, págs. 104–108.
• Doctrina y Convenios, Manual para el alumno: Religión 324–325,
págs. 82–85.
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