Doctrina y Convenios e Historia de la Iglesia - Seminaries ...

Presidente Heber J. Grant
• El programa de bienestar de la Iglesia ayuda a los miembros
a hacerse autosuficientes y bendice tanto a los que dan como
a los que reciben (véase “Presidente Heber J. Grant”, Guía
de estudio para el alumno, pág. 202, párrafos 5–7).
• Los juegos de azar de cualquier tipo constituyen un pecado
(véase “Presidente Heber J. Grant”, Guía de estudio para el
alumno, pág. 203, párrafos 12).
• Los países deben evitar las guerras. Si los miembros de la
Iglesia, en obediencia a sus oficiales, quitan la vida a un
enemigo, eso no les convierte en culpables de homicidio.
No debemos odiar a los demás, ni siquiera en la guerra
(véase “Presidente Heber J. Grant”, Guía de estudio para el
alumno, pág. 203, párrafos 13–22).
Otras fuentes de estudio
• La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de
los tiempos: Religión 341–343, págs. 561–605.
Sugerencias para la enseñanza
“Presidente Heber J. Grant”, Guía de estudio para el
alumno, págs. 201–202, párrafos 1–4. A los profetas
de Dios se les llama por medio de la revelación.
(10–15 minutos.)
Analicen las siguientes preguntas:
• ¿Quién escoge a todos los profetas? (El Señor.)
• ¿En qué momento de la vida de un profeta piensan que
el Señor ya sabe que llegará a serlo? (véase Jeremías 1:5;
D. y C. 38:2).
• ¿De qué forma creen que prepara el Señor a los profetas?
Pida a los alumnos que lean el párrafo 1 de la sección
“Presidente Heber J. Grant” de la guía de estudio para el
alumno, pág. 201, y que averigüen la manera en que el
presidente Grant fue preparado para servir como profeta.
Pida a los alumnos que lean los párrafos 2–4 y busquen
algunas experiencias de la juventud del presidente Grant
que le ayudaron a prepararse.
Pida a un alumno que recite el quinto Artículo de Fe. Explique
que el presidente Grant se debatió entre sentimientos de
indignidad durante varios meses después de que se le llamara
como apóstol. Finalmente, mientras meditaba en soledad
durante un viaje por la reserva de los indios Navajo, recibió
una visión concerniente a su llamamiento. Comparta el relato
del presidente Grant acerca de esa experiencia:
“Creí ver un consejo en los cielos. Me pareció escuchar
las palabras que se hablaban. Escuché la conversación
con gran interés. La Primera Presidencia y el Consejo
de los Doce Apóstoles no habían sido capaces de ponerse
de acuerdo a la hora de llamar a dos hombres para llenar
sendas vacantes en el Quórum de los Doce. Una de las
vacantes quedó sin ocupar durante dos años y la otra
durante uno y la conferencia había finalizado sin que
se ocuparan. En este consejo estaba presente el Salvador,
así como mi padre [el presidente Jedediah M. Grant, que
sirvió en la Primera Presidencia], y el profeta José Smith.
Trataron el asunto de que se había cometido un error al
no llenar aquellas dos vacantes y que con toda seguridad
pasarían seis meses más antes de que se pudiera completar
el Quórum, y hablaron en cuanto a quiénes desearían que
ocuparan esos cargos y decidieron que la forma de poner
remedio al error de que no se hubieran llenado estas dos
vacantes era enviar una revelación. Se me hizo saber
que el profeta José Smith y mi padre me mencionaron
y solicitaron que se me llamara a este cargo, y me senté
allí y lloré de gozo. Se me hizo saber que la razón por la
cual se me había hecho merecedor de ese cargo exaltado
había sido el haber llevado una vida tranquila y limpia
y por nada más… Fue debido al fiel trabajo de ellos que
se me llamó, y no por nada que yo hubiera hecho por
mí mismo ni nada grandioso que hubiera conseguido.
También se me hizo saber que esto era todo lo que esos
hombres, el Profeta y mi padre, podían hacer por mí;
a partir de ese día dependería de mí y sólo de mí el que
hiciera de mi vida un éxito o un fracaso” (en Conference
Report, abril de 1941, pág. 5).
Comparta su testimonio de que los profetas que dirigen la
Iglesia son llamados de Dios por profecía.
“Presidente Heber J. Grant”, Guía de estudio para el
alumno, pág. 202, párrafos 5–7. El programa de
bienestar de la Iglesia ayuda a los miembros a
hacerse autosuficientes y bendice tanto a los que dan
como a los que reciben. (15–20 minutos.)
Pida a un alumno que se levante y pase al frente de la clase
y pida al resto de los alumnos que se imaginen que éste se ha
roto una pierna. Véndele o entablíllele la pierna al alumno y
someta a discusión de clase las siguientes preguntas:
• ¿Por qué los médicos vendan o entablillan alrededor de los
huesos rotos?
• ¿Qué les sucede a los músculos de la pierna cuando le
colocan yeso (escayola)?
• Después de quitar el yeso, ¿qué aspecto tiene la pierna
comparada con la otra? (Está más delgada y débil.)
• ¿Qué se debe hacer para recuperar la fuerza que se ha
perdido en la pierna?
Dé al alumno que tiene la “pierna rota” un par de muletas
o un bastón. Pregunte a la clase:
• ¿Cómo ayudan las muletas o un bastón a la persona que
tenga una pierna rota?
• ¿Por qué no sugiere el médico que a quienes tienen la pierna
rota otras personas los lleven a todas partes?
Recalque que a veces resulta doloroso andar cuando se quita
el yeso. Pregunte: ¿Qué pasaría si la persona a la que le quitan
el yeso decidiera no volver nunca más a andar?
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