Doctrina y Convenios e Historia de la Iglesia - Seminaries ...

El período de Ohio y Misuri
• Quienes perseveren ante las pruebas con rectitud recibirán
conocimiento, experiencia y las bendiciones del sacerdocio,
y serán exaltados (véase D. y C. 121:7–8, 26–33; 122).
• El poder en el sacerdocio se recibe por medio de una vida
justa. Cuando un poseedor del sacerdocio es mundano,
orgulloso o desea controlar a los demás, pierde el poder del
sacerdocio (véase D. y C. 121:34–46).
• En ocasiones, las personas que poseen cargos de autoridad
ejercen su poder injustamente (véase D. y C. 121:39–40).
• En virtud de que el Salvador sufrió más que ningún ser
mortal hubiera podido soportar, Él comprende nuestros
sufrimientos y siente compasión por nosotros. El tener fe
en Él y en Sus promesas nos ayuda a soportar nuestras
pruebas (véase D. y C. 122; véase también Alma 7:11–13;
D. y C. 19:16–19).
Otras fuentes de estudio
• La historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de
los tiempos: Religión 341–343, págs. 231–233.
• Doctrina y Convenios, Manual para el alumno: Religión 324–325,
págs. 275–282.
Sugerencias para la enseñanza
Doctrina y Convenios y la Historia de la Iglesia—Video,
presentación 18, “Los poderes del cielo” (9:15), se
podría utilizar para enseñar Doctrina y Convenios 121 (véase
la Guía para el video de Doctrina y Convenios y la Historia de la
Iglesia, para obtener sugerencias para la enseñanza).
Doctrina y Convenios 121:1–25. Algunas de las pruebas
que afrontamos son el resultado de los hechos de los
inicuos. Finalmente, los inicuos enfrentarán la justicia
de Dios. (35–40 minutos.)
Comparta con los alumnos algunas de las pruebas por las que
pasó José Smith y otros hermanos durante su arresto en Far
West y su encarcelamiento en la cárcel de Liberty (véase La
historia de la Iglesia en la dispensación del cumplimiento de los
tiempos, págs. 231–233). Pregunte: Si ustedes hubiesen tenido
que soportar esas pruebas con los primeros santos, ¿qué
habrían preguntado? Escriba las respuestas de los alumnos
en la pizarra. Entre ellas podrían estar:
• ¿Por qué tenemos que padecer sufrimientos y dificultades
en esta vida?
• ¿Cuál es la mejor forma de soportar las pruebas de la vida
terrenal?
Explique a los alumnos que durante los cuatro meses que
el profeta José Smith estuvo preso en la cárcel de Liberty, los
santos también tuvieron que padecer grandes tribulaciones
al ser expulsados de sus hogares. El Profeta, bajo inspiración,
escribió una potente carta a los miembros de la Iglesia, partes
de la cual se incluyen en Doctrina y Convenios 121–123. Pida
a los alumnos que lean Doctrina y Convenios 121:1–6 y
después pregunte:
• ¿A qué se parecen esos versículos? (A una oración.)
• ¿Qué les enseña eso acerca de la forma de afrontar las
pruebas de la vida?
• ¿Qué parecido tienen las preguntas que José Smith hizo con
las preguntas anotadas en la pizarra?
• Según las preguntas de José, ¿daría la impresión de que los
santos merecían las pruebas que afrontaban?
• ¿Cuál era el origen de su sufrimiento?
• ¿Cuáles son algunos de los ejemplos de la actualidad que
demuestren que la forma injusta de actuar de una persona
causa el sufrimiento de otra?
• Lean 1 Pedro 2:19–21. ¿Qué se enseña en esos versículos
acerca del sufrimiento inmerecido?
Explique que la respuesta del Señor a la oración de José se
encuentra en Doctrina y Convenios 121:7–46; 122. Invite a los
alumnos a leer Doctrina y Convenios 121:7–24 y a subrayar
qué dice el Señor que sucederá a los inicuos que persigan
a los justos. Analicen las preguntas siguientes:
• ¿Qué piensan de los que persiguen a los justos?
• Lean Mateo 5:44; Doctrina y Convenios 64:9–11. De acuerdo
con esos versículos, ¿cómo nos manda el Señor tratar a
nuestros enemigos?
• ¿Qué dice el Señor que sucederá con los inicuos que persigan
a los justos?
• ¿Por qué desea el Señor que dejemos a Su cargo la venganza
y el juicio?
Comparta la siguiente declaración del élder Marion D. Hanks,
en ese entonces Ayudante de los Doce:
“Hace años, en la Manzana del Templo, escuché a un
muchacho dar rienda suelta a la angustia que oprimía
su perturbado corazón… Él había vivido con un espíritu
de odio hacia el hombre que criminalmente había quitado
la vida de su padre. Desconsolado hasta casi perder el
juicio a causa del dolor, se había dejado vencer por la
amargura.
“El domingo de mañana, cuando otras personas y yo lo
oímos, él había sido tocado por el Espíritu del Señor…
Con lágrimas declaró su determinación de dejar la
venganza en manos del Señor y la justicia en las de la
ley. No odiaría más a quien le había causado tan dolorosa
pérdida. Él perdonaría y no permitiría que ni por un
momento más el espíritu corrosivo de la venganza
llenara su corazón.
“Algún tiempo después, emocionado todavía por el
recuerdo de esa conmovedora mañana de domingo, relaté
la historia a un grupo de personas de otra ciudad… Más
tarde, recibí una carta de un hombre que había escuchado
mi relato. Esa noche él había regresado a su casa, había
orado, se había preparado y después fue a ver a alguien
del lugar que años atrás abusó de la santidad de su hogar.
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