Lecturas Segunda Septiembre 2012 - Insumisos
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Dólares, clases y cultura<br />
http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-202945-<strong>2012</strong>-09-08.html<br />
Por Raúl Dellatorre<br />
La política oficial para controlar la salida de dólares está enfrentando dos obstáculos culturales a la vez. Uno,<br />
la conocida tendencia de un estrato importante de la población a ahorrar en dólares como reserva de valor,<br />
buscando en la cara de Washington una “seguridad” que no se compadece con la realidad económica<br />
mundial –aunque sí con la historia económica de recurrentes crisis del sector externo–. El otro,<br />
habitualmente menos mencionado, es la benévola visión que suele tener “el común” de la gente con la<br />
evasión impositiva y la fuga de divisas, como si se tratara de una disputa mano a mano entre el infractor y el<br />
fisco, donde siempre el último es el que despierta menos simpatía. Entre ambos obstáculos, las autoridades<br />
económicas se ven obligadas a actuar con urgencia, sin contemplar demasiado la razón para ciertas<br />
resistencias de la población. De todas formas, vale la pena considerar el contexto de la actual disputa.<br />
La imposición de un pago adicional en concepto de anticipo del 15 por ciento sobre las compras, con tarjetas<br />
y vía Internet, realizadas en el exterior ha sido la última novedad de la AFIP en materia de puesta en marcha<br />
de herramientas para frenar la salida de divisas. Abundaron los comentarios acerca de cuánto iba a restringir<br />
la medida el derecho de los ciudadanos a viajar al exterior, o que se trataba de un impuesto extra. Esta<br />
última consideración llevó incluso a legisladores de la oposición a reclamar el tratamiento en el Congreso del<br />
asunto, como corresponde a todo nuevo impuesto, pero no a un régimen de anticipos. En cambio, se<br />
escucharon muy pocas consideraciones respecto de la eficacia de la medida para cumplir con el objetivo de<br />
impedir la fuga de divisas, particularmente de evasores y agentes económicos en general que operan en<br />
negro. Como si esto último no constituyera un problema social de importancia, y una amenaza para las<br />
condiciones de vida de la población y hasta para los derechos individuales (empleo, poder adquisitivo del<br />
salario) que los que ignoran el punto dicen defender.<br />
¿Por qué apuntar los controles sobre las manifestaciones de alta capacidad económica, como los viajes al<br />
exterior, buscando compatibilizar el “derecho” a adquirir dólares a precio oficial con el cumplimiento de las<br />
obligaciones fiscales? La explicación que da Ricardo Echegaray, titular de la AFIP, es que “el 99,9 por ciento<br />
de los que viajan son responsables del pago de Ganancias y Bienes Personales”. La proporción suena poco<br />
verosímil y menos convincente, teniendo en cuenta que la medida no excluye a los viajeros a países<br />
limítrofes.<br />
En cambio –y esto es parte del problema cultural–, no se señala que hay cierto consenso entre los<br />
tributaristas respecto de que el nivel de evasión consolidada (considerando los distintos niveles de gobierno,<br />
desde el nacional hasta el municipal) oscila en torno del 40 por ciento. Pero que en el Impuesto a las<br />
Ganancias, entre personas y empresas, la evasión llega al 50 por ciento. “Por cada peso que se paga, uno se<br />
evade”, resumió Jorge Gaggero, investigador del Cefid.Ar, en una entrevista radial. Con esta referencia, una<br />
simple verificación de los gastos en el exterior de los residentes argentinos suena más justificada. Al menos,<br />
merecería ser debatida, en cuanto a su eficacia, a partir de esta realidad, en vez de ser ignorada.<br />
Tan cultural es el tratamiento de la cuestión, que mientras en los medios locales el acento se pone sobre “la<br />
prohibición de viajar”, “el impuesto extra”, “la guerra con los países limítrofes” y otras construcciones<br />
semánticas apuntadas a descalificar la medida antes de discutirla, The Washington Post, de Estados Unidos,<br />
al presentar la medida, tiene un enfoque totalmente distinto y, curiosamente, más cercano a las intenciones<br />
del fisco argentino al aplicarla. “Argentina estrecha el control sobre compras con tarjetas de crédito para<br />
frenar la fuga de capitales y la evasión impositiva”, tituló una semana atrás, agregando en la bajada de la<br />
nota que la medida “supone un peligro para los poseedores de tarjetas que no pagan sus impuestos como<br />
debieran”.<br />
Destaca más adelante el artículo que “los argentinos no tienen que declarar cuando sus ingresos por salarios<br />
son menores a 20 mil dólares al año, o siendo autónomos generan menos de 30 mil, de modo tal que muchos