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Lecturas Segunda Septiembre 2012 - Insumisos

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social. Aunque desconozco en absoluto que es lo que se discute en los órganos de decisión del Ministerio del<br />

Interior y de las fuerzas de orden público, este tipo de actuar no puede ser entendido más que bajo un<br />

objetivo: el desarrollo de mecanismos de control que tienen como finalidad intimidar y neutralizar las<br />

disidencias que se consideran peligrosas, y que cuestionan las políticas emanadas desde Carondelet. De<br />

manera especial, en los ámbitos que tienen que ver con el cuestionamiento a un modelo de desarrollo<br />

obsoleto que tiene más de doscientos años de antigüedad y que acentúa sus consecuencias negativas en los<br />

países del Sur debido a su matriz extractivista.<br />

Que triste para un gobierno que se llama revolucionario entender que sus mayores enemigos o la disidencia<br />

más peligrosa para él es la que emana de los movimientos sociales y organizaciones de la izquierda política…<br />

Es precisamente esa lógica extractivista en los gobiernos autodenominados “socialistas” o de “izquierda”, el<br />

eslabón que les engancha con los gobiernos anteriores, es decir, con los gobiernos neoliberales predecesores.<br />

Más allá de que el neoextractivismo del siglo XXI, que no “socialismo”, pueda ejercer un margen mejor de<br />

negociación económica con las transnacionales extractivas, las consecuencias ambientales, sociales,<br />

políticas, culturales y económicas son las mismas. Y sus efectos en las lógicas autoritarias desarrolladas por<br />

los Estados, también son similares.<br />

Los 10 detenidos de Luluncoto fueron apresados en un operativo policial que se dio el pasado 3 de marzo,<br />

precisamente cinco días antes de que arrancara la Marcha por la Vida, el Agua y la Dignidad de los Pueblos<br />

que llegó a Quito el 22 de ese mismo mes entre multitudes. Los detenidos fueron vinculados a la Marcha, en<br />

la medida en la que se habló de que conformaban un comando que iba realizar operaciones terroristas en<br />

este contexto político. ¿Qué se buscó entonces? Pues es de suponer que la detención de los 10 de Luluncoto<br />

podría tener que ver con generar una atmósfera de tensión en la ciudadanía del país en torno a la<br />

intencionalidad de la Marcha por la Vida. Así se entiende el hecho de que una manifestación de descontento<br />

frente a las políticas gubernamentales se la definió como desestabilizadora e incluso golpista en su<br />

momento.<br />

Si uno hace un análisis de los casos de criminalización de la protesta social en el país, llegará a la conclusión<br />

de que estos se dan básicamente en las siguientes áreas temáticas: resistencia ante la intervención minera a<br />

gran escala, rechazo a la expedición de la última ley minera (2009), disidencias respecto al proyecto oficial de<br />

Ley de Aguas (2010), denuncias por la contaminación provocada por la minería de áridos y la pequeña<br />

minería de metales, reclamos en defensa de derechos de los pueblos indígenas, defensa de los bosques de<br />

manglar, lucha por la no privatización de espacios públicos y ancestrales, así como críticas al desarrollo de<br />

megaproyectos hidroeléctricos.<br />

A estos habría que sumar también los abusos en materia laboral y los atentados contra la libertad de<br />

expresión.<br />

En estos procesos se criminalizan indiferentemente individuos y organizaciones: desde líderes y dirigentes<br />

sociales, pasando por autoridades públicas locales, hasta llegar a organizaciones sociales que defienden el<br />

agua, la naturaleza o sus territorios. De la misma manera, han sido criminalizadas personas o familias que de<br />

alguna manera obstaculizan la ejecución de determinados megaproyectos estatales.<br />

En el ámbito judicial (penal y civil), se han producido una treintena de casos de criminalización cifrándose en<br />

cerca de 200 las personas implicadas. Generalmente, las denuncias en el ámbito judicial y en el<br />

administrativo involucran a varias personas y una vez avanzado el proceso terminan siendo implicados<br />

también dirigentes y líderes sociales.<br />

Toda esta situación anteriormente descrita, evidencia la inmensa contradicción existente en el actual<br />

régimen, a la par que la mediocridad intelectual de algunas de las notables plumas del pensamiento de la<br />

izquierda internacional que todavía siguen definiendo a este proceso político como modélico y ejemplar.<br />

Personalmente me hago una pregunta: ¿cómo es posible que un gobierno que se considera progresista<br />

pretenda controlar la movilización social?

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