Lecturas Segunda Septiembre 2012 - Insumisos
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Por otro lado, sería erróneo concluir de allí que el Estado se limita a traducir o, menos aún, a difundir las<br />
representaciones de la colectividad. Sus ideas y sus voliciones –más nítidas y elaboradas que las de la<br />
conciencia colectiva–, aunque conciernen a la sociedad, no son una simple emanación de la sociedad.<br />
“Cuando el Estado piensa y se decide –escribe Durkheim–, no se debe decir que es la sociedad la que piensa y<br />
se decide por él, sino que ésta piensa y se decide por ella.” El Estado no es por lo tanto un medio para<br />
expresar el pensamiento de otros –sea este otro la sociedad entera– sino un factor activo, pruductor de<br />
representaciones o, en un lenguaje más moderno, de significaciones que no son obra de la colectividad, pero<br />
que incumben y afectan a esta última. En este plano, como una suerte de anillo o de eslabón, se plantea la<br />
cuestión de la democracia. Hemos dicho que, según Durkheim, el Estado piensa y produce; no solamente<br />
expresa. En esas condiciones, ¿cuándo el Estado es democrático? Cuando la conciencia gubernamental es<br />
mayor, y cuando la comunicación de esta conciencia con el conjunto básico es más estrecha. Democracia<br />
significa, pues, posibilidad de comunicación entre esas dos esferas del saber y del sentir: el especializado y el<br />
difuso. No se trata de que todo el mundo gobierne o que se llegue a una sociedad sin Estado para hablar de<br />
democracia. Se trata de que el poder gubernamental, en lugar de replegarse sobre sí mismo, esté en<br />
permanente contacto con las napas profundas de la sociedad, reciba respuesta de ellas y reelabore así sus<br />
decisiones.<br />
Sin embargo, para que ese proceso sea coronado por el éxito, la comunicación democrática no puede solo<br />
abarcar al Estado y a los ciudadanos individualmente tomados. Entre ambos, deben existir grupos<br />
secundarios, formas de socialidad donde se conjuguen el saber artesano o industrial y la vigilancia respecto<br />
de la acción estatal. Aquí es donde halla su lugar la conocida tesis de Durkheim sobre los grupos<br />
profesionales. Esta tesis cerrará el discurso durkheimniano sobre la democracia como forma moderna de la<br />
relación entre Estado y sociedad. Cierre que franqueará el camino a un desarrollo muy actual de la teoría<br />
política: el que marca el pasaje entre el contractualismo clásico, individualista, al neocorporativismo basado<br />
en el pacto entre Estado y organizaciones sociales.<br />
Partidaria de un orden no represivo, consensual, basado en la tolerancia, la sociología nacerá conservadora,<br />
liberal y, por lo general, inclinada a valorizar positivamente las formas políticas democráticas. Así, por lo<br />
menos, lo muestran sus escritos sobre el Estado y sobre cuestiones relacionadas con él que esta compilación<br />
nos entrega.<br />
Emilio de Ipola es filósofo y sociólogo, Profesor Emérito de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) e<br />
investigador Superior del CONICET.<br />
Adiós al 82 %: El Estado Plurinacional redujo su participación en el negocio de los<br />
hidrocarburos<br />
-Rolando Carvajal<br />
http://www.bolpress.com/art.php?Cod=<strong>2012</strong>090803<br />
Un estudio del consultor Mauricio Medinaceli y otros cálculos independientes<br />
reflejan que el Estado Plurinacional encogió su participación del 82 %<br />
constitucional que rigió sólo unos meses al 61-71 % actual mientras que los<br />
costos recuperables de las operadoras y sus utilidades abarcan hasta un 29 y<br />
39 %: entre 5.142 y 7.068 millones de dólares.<br />
<br />
Estimaciones independientes basadas en cifras oficiales que advertían los últimos meses sobre la<br />
baja de la porción del Estado Plurinacional en el conjunto del negocio petrolero –del 82 % que<br />
rigió la primera parte de la nacionalización, hasta al menos un 71 %–, coincidieron<br />
recientemente con un último estudio del experto Mauricio Medinaceli, que confirmó esa caída.