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I Used To Be Your Sweet Mama 141<br />
Reconciliando las dos posiciones (la suya como joven música y la de sus religiosos<br />
padres) Goodson explica más tarde que «tanto el Diablo como Dios<br />
tienen cada uno su trabajo».<br />
Durante la esclavitud, el universo sagrado lo abarcaba prácticamente<br />
todo. Los cantos espirituales ayudaban a construir comunidad entre los esclavos<br />
e infundían a esta comunidad imaginada la esperanza en una vida<br />
mejor. Se volvían a relatar las historias del Antiguo Testamento sobre la<br />
lucha del pueblo hebreo contra la opresión del Faraón y, de ese modo, se<br />
establecía una narrativa común con el pueblo africano esclavizado en Norteamérica,<br />
que trascendía el sistema esclavista y animaba a su abolición.<br />
Bajo las condiciones de esclavitud de EEUU, lo sagrado (y especialmente la<br />
música religiosa) era un medio importante de preservar la memoria cultural<br />
africana. A pesar de la afi rmación de Karl Marx de que la religión es el «opio<br />
del pueblo», 20 los cantos espirituales atestiguan que la conciencia religiosa<br />
puede, por sí misma, desempeñar un papel transformador. Como Sojourner<br />
Truth y otros abolicionistas demostraron (tales como los líderes insurreccionalistas<br />
Nat Turner, Denmark Vesey y la líder del Underground Railroad,<br />
Harriet Tubman) la religión era mucho más que el «sol ilusorio» de Marx.<br />
Los cantos espirituales contenían y daban expresión a un potente anhelo de<br />
libertad. 21 De hecho, la religión era, como también decía Marx, «el espíritu<br />
de una época privada de espíritu». 22<br />
20 Aplicada a los límites y contenidos religiosos de una comunidad cultural iniciada en la esclavitud,<br />
la infame observación del joven Karl Marx de que la religión es el «opio del pueblo» esclarece<br />
el potencial utópico de la religión esclava; en este contexto, la observación de Marx va demasiado<br />
lejos y a la vez no lo sufi ciente lejos: «La miseria religiosa es, al mismo tiempo, la expresión de la<br />
miseria real y la protesta contra ella. La religión es el sollozo de la criatura oprimida, es el signifi -<br />
cado real de un mundo sin corazón, así como es el espíritu de una época privada de espíritu. Es el<br />
[...] sol ilusorio alrededor del cual el hombre gira siempre que no gira sobre sí mismo». Karl Marx,<br />
«The Critique of Hegel’s Philosophy of Right» en T.B. Bott omore (ed.), Early Writings, Nueva<br />
York, McGraw-Hill, 1963, pp. 43-44 [ed. cast.: Marx, «En torno a la crítica de la fi losofía del derecho<br />
de Hegel», Escritos de juventud, Mexico, FCE, 1987]. Marx va demasiado lejos en el sentido de<br />
que asume una relación necesaria y exclusivamente ideológica entre la conciencia religiosa y las<br />
condiciones materiales, es decir, que la religión es fundamentalmente conciencia falsa y que el<br />
«yo» o la comunidad que articula es necesariamente una ilusión. Tal concepción omnímoda de la<br />
religión no puede dar cuenta de sus dimensiones extra-religiosas. Por otro lado, no va lo sufi cientemente<br />
lejos cuando desestima el potencial revolucionario de la conciencia religiosa.<br />
21 Véase Lovell, op. cit., 1972, capítulos 17 y 18.<br />
22 Marx, op. cit., 1963, p. 44.