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I Used To Be Your Sweet Mama 175<br />
En el blues de «Ma» Rainey, y especialmente en el de Bessie Smith, se nombra<br />
el problema de la violencia machista y, en la interpretación de los temas, se entretejen<br />
diversos tipos de crítica y de resistencia implícita o explícita. Quedaría,<br />
sin embargo, nombrar o analizar las fuerzas sociales responsables de la propensión<br />
de los hombres <strong>negros</strong> (y, de hecho, de la propensión de los hombres<br />
en general) a infl igir violencia a sus compañeras. El blues lo hace dentro de sus<br />
limitaciones formales. El análisis político ha de desarrollarse en otro sitio.<br />
No hay referencias a violaciones ni en la música de Rainey ni en la de<br />
Smith. Ciertamente, las mujeres negras de esa época sufrían abusos sexuales<br />
(tanto por extraños como por conocidos). Es tentador especular sobre por<br />
qué el blues no nombra este problema en particular. Una posibilidad, por supuesto,<br />
es que la «violación» no fuera todavía una dimensión reconocida y<br />
articulada en la violencia doméstica ya que el discurso público negro sobre la<br />
violación estaba fi rmemente vinculado a la campaña contra la violencia racista.<br />
El nacimiento del blues coincidió con un periodo de activismo militante de<br />
las mujeres negras de clase media, dirigido contra los blancos racistas, para<br />
los que la violación era un arma de terror, y contra los empleadores blancos,<br />
que ejercían violencias sexuales cotidianas como medio racista de reafi rmar<br />
el poder sobre sus empleadas domésticas. Líderes como Mary Church Terrell<br />
e Ida B. Wells, que jugaron un papel decisivo en la creación del movimiento<br />
asociativo de mujeres negras, 98 vincularon la violación de mujeres negras por<br />
hombres blancos con el uso manipulador de acusaciones falsas de violación<br />
contra hombres <strong>negros</strong>, como justifi cación de los linchamientos generalizados<br />
en este periodo. 99 Los hombres <strong>negros</strong> eran representados a menudo como<br />
salvajes, violadores y obsesos sexuales empeñados en violar la pureza física<br />
y espiritual de la femineidad blanca. 100 Bien puede ser que el discurso sobre<br />
la violación estuviera tan concienzudamente infl uenciado por el racismo imperante,<br />
que la violación interracial no pudiera ser nombrada. La emergencia,<br />
compleja y tardía, de una conciencia colectiva en torno al acoso sexual, la violación<br />
y el incesto dentro de la comunidad negra es indicativo de lo duro que<br />
resulta reconocer el maltrato por parte de quien lo ha sufrido. 101<br />
98 Paula Giddings, When and Where I Enter: The Impact of Black Women on Race and Sex in America,<br />
Nueva York, Morrow, 1984. Véanse los capítulos 5 y 6 [del volumen original].<br />
99 Véase Ida B. Wells, Crusade for Justice: The Autobiography of Ida B. Wells, Alfreda M. Duster (ed.), Chicago<br />
y Londres, University of Chicago Press, 1970. [Véase el tercer capítulo del presente volumen. N de E.]<br />
100 Véase Paula Giddings para una explicación histórica de los orígenes del mito del violador<br />
negro como un arma política (op. cit., 1984, p. 27).<br />
101 Véase la refl exión de Alice Walker sobre el ataque de importantes hombres <strong>negros</strong> a [la película]