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Feminismos-negros-1

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<strong>Feminismos</strong> <strong>negros</strong><br />

Algunas formas de otredad se consideran apropiadas y son toleradas porque<br />

apoyan y perpetúan relaciones desiguales de poder, por ejemplo, cuando la<br />

«autenticidad» está delimitada y controlada por un discurso occidental dominante.<br />

Pero cuando se articulan otras formas de otredad que rompen los<br />

límites de los cercos identitarios dominantes ya defi nidos, éstas son percibidas<br />

como subversivas y por lo tanto, son rechazadas o reprimidas. Trinh habla<br />

de las «Otras inapropiables / inapropiadas» que se oponen a las defi niciones<br />

de su otredad por Otros e insisten en defi nir la diferencia desde sus propias<br />

perspectivas. 42 Por ejemplo, Maxine Hong Kingston rompió el silencio y empezó<br />

a desmantelar los estereotipos populares de las mujeres chinas cuando<br />

retrató las identidades fracturadas y las consciencias fragmentadas como<br />

parte de sus propias experiencias como hij a de una mujer inmigrante nacida<br />

en Estados Unidos. 43 Su libro se convirtió en un best-seller en numerosas ocasiones<br />

y aún así, aunque cada vez más y más mujeres chinas como Kingston<br />

han empezado desde entonces a escribir acerca de sus propias experiencias<br />

de la diáspora y sobre su localización específi ca y su negociación dentro de la<br />

sociedad occidental, el hecho es que, todavía, estas declaraciones sólo pueden<br />

tolerarse en la fi cción pero no como parte de la realidad cotidiana. Desafortunadamente,<br />

aunque el concepto de la «Otra inapropiable / inapropiada» no<br />

es sólo un constructo fi cticio, y estas mujeres son parte de la experiencia de la<br />

diáspora, estas realidades son, en su mayor parte, invisibles.<br />

Muchas de las mujeres inmigrantes a las que entrevisté hablaban de su<br />

necesidad de ajustarse a las normas sociales (como madres, esposas o hij as)<br />

como una forma de «supervivencia» y contaban que tenían que silenciar los<br />

rasgos de sus identidades que, antes de que inmigraran, expresaban libremente,<br />

para así poder encajar en la sociedad. Por ejemplo, para las mujeres<br />

chinas es costumbre mantener su apellido al casarse, sin embargo, la sociedad<br />

británica presupone que las mujeres (especialmente las chinas, quienes<br />

son vistas como mujeres sumisas) adopten el apellido de sus maridos. Así,<br />

algunas mujeres chinas que quieren evitar el «estigma» de la cohabitación<br />

que implica tener un apellido diferente al de su marido, sienten la necesidad<br />

de ajustarse a las costumbres occidentales y de abandonar el suyo propio. 44<br />

42 Trinh, When The Moon Waxes Red…, op. cit., 1991, p. 74.<br />

43 Maxine Hong Kingston, The Warrior Women: Memoirs of a Girlhood Amongst Ghost, Londres, Pan<br />

Book, 1981.<br />

44 Cada vez es más aceptable en la sociedad británica que las mujeres mantengan su apellido<br />

incluso después del matrimonio, pero si no existen instrucciones específi cas al respecto, las instituciones<br />

educativas, legas y fi nancieras todavía asumen que una mujer casada abandona su<br />

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