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Feminismos-negros-1

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<strong>Feminismos</strong> <strong>negros</strong><br />

Poca relación tienen con sus propias experiencias las historias de «terror» de<br />

los medios de comunicación sobre chicas asiáticas y matrimonios concertados.<br />

La versión «feminista» de esta ideología presenta a las mujeres asiáticas<br />

como si necesitaran liberarse, no en términos de su propia herstory y de sus<br />

propias necesidades, sino en relación a las tradiciones y costumbres sociales<br />

«progresistas» del Occidente metropolitano. Se ignoran las luchas actuales<br />

en las que están involucradas las mujeres asiáticas, y se priorizan las teorías<br />

cuyo punto de vista es el de un observador externo más «avanzado», más<br />

«progresista». De hecho, como se ha visto en el segundo capítulo, 12 para el<br />

Estado es muy fácil hacerse con esta ideología y usarla en la promoción de sus<br />

prácticas racistas y sexistas. Un ejemplo de esto es la utilización del asunto del<br />

matrimonio concertado por parte del gobierno para legitimar las crecientes<br />

restricciones sobre la inmigración desde el subcontinente indio. 13<br />

Demasiadas veces, los conceptos de progreso histórico son invocados tanto<br />

por la izquierda como por las feministas, para crear una escala móvil de «libertades<br />

civilizadas». Cuando se van a describir las prácticas sexuales bárbaras,<br />

el «Tercer Mundo» es exhibido y comparado con el «Primer Mundo», que<br />

es visto como más «ilustrado» o «progresista». Los centros metropolitanos de<br />

Occidente defi nen lo que ha de ser preguntado a otros sistemas sociales y, al<br />

mismo tiempo, proveen la medida por la cual se evalúan todas las prácticas<br />

«foráneas». En una peculiar combinación de marxismo y feminismo, el capitalismo<br />

se convierte en el vehículo de reformas que permiten progresar hacia<br />

la emancipación de las mujeres. Se interpreta que el «Tercer Mundo», por otro<br />

lado, conserva formas precapitalistas que se expresan en lo cultural mediante<br />

tradiciones más opresivas con respecto a las mujeres. Así, en un artículo que<br />

compara diferentes sociedades socialistas, Maxine Molyneux cae directa en<br />

esta trampa de establecer lo «tercermundista» como lo «atrasado».<br />

Un segundo gran problema, a la hora de enfrentarse a los Estados post-revolucionarios<br />

del Tercer Mundo, es el peso de las ideologías y las prácticas conservadoras, que<br />

queda subsumido habitualmente en la literatura ofi cial bajo las categorías de «tradicionalismo»<br />

o «residuos feudales». El impacto y la naturaleza del «tradicionalismo»<br />

están sujetos a una considerable variación entre países, pero allí donde se hace<br />

12 Se refi ere al capítulo dos, «Just plain common sense: the “roots” of racism», de Errol Lawrence,<br />

del volumen original.<br />

13 Véase Cartografías de la diáspora. Identidades en cuestión de Avtar Brah, Trafi cantes de Sueños,<br />

2010, para un desarrollo pormenorizado de la cuestión. [N. de E.]<br />

se permite la copia ©

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