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<strong>Feminismos</strong> <strong>negros</strong><br />
Brixton], entre otras, en su artículo «Black Women Organizing» [Mujeres<br />
negras organizándose]. 3 A este respecto, baste decir que sí hubo espacios<br />
reales para el optimismo, que muchas de nosotras sentimos, en tanto que<br />
fuimos testigos y parte de los grupos de mujeres negras que surgían en todo<br />
el país; grupos que iniciaron campañas en torno a la educación, la vivienda,<br />
la inmigración, la salud y las políticas securitarias.<br />
El fi nal de los años setenta vio la desaparición y fragmentación del movimiento<br />
de mujeres blancas. En los ochenta, las incontables campañas, grupos<br />
y redes de apoyo que se habían construido en los setenta y que fueron la<br />
columna vertebral del movimiento de mujeres, estaban desarticuladas, tal y<br />
como Lynne Segal narra de forma clara en su libro, Is the Future Female? [¿Es<br />
el futuro femenino?]. 4 Muchos de estos grupos y espacios volvieron a emerger<br />
temporalmente gracias a los esfuerzos del feminismo institucional municipal<br />
cuyo primer impacto se sintió en la corta pero vibrante vida del Greater London<br />
Council [Ayuntamiento del Área Metropolitana de Londres] y posteriormente<br />
en algunas zonas controladas por los laboristas. Así, mientras el movimiento<br />
de mujeres como un todo se estaba derrumbando como fuerza y foro<br />
político, las mujeres negras estaban concentrando sus energías en construir<br />
un movimiento de mujeres negras. El peso del emergente «nuevo racismo» se<br />
dejaba notar profundamente en las comunidades negras y las mujeres lo sentían<br />
en particular . Éstas estaban ocupadas desarrollando campañas y creando<br />
estructuras organizativas autónomas animadas por la propia autoestima que<br />
nos otorgaba nuestro recién formado colectivo.<br />
No hay duda de los efectos dinámicos que el movimiento de mujeres<br />
negras y el feminismo negro han tenido, no sólo en las vidas de las mujeres<br />
negras, sino también en el Women Liberation Movement [Movimiento de<br />
liberación de las mujeres] y en otros movimientos progresistas. Uno de los<br />
retos que planteó el feminismo negro apuntaba al eurocentrismo de las teorías<br />
y prácticas del feminismo blanco. La aceptación de este cuestionamiento<br />
fue muy lenta y, de hecho, algunas veces tomó tintes racistas y adoptó<br />
una postura defensiva. Por ejemplo, Kum-Kum Bhavnani y yo escribimos<br />
un artículo provisional para el debate sobre «Racismo y el Movimiento de<br />
3 Ibídem, pp. 84-89.<br />
4 Lynne Segal, Is the Future Female? Troubled thoughts on Contemporary Feminism, Londres, Virago<br />
Press, 1987, pp. 56-61.<br />
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