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Feminismos-negros-1

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Trazar los espacios de la deslocalización 293<br />

que llegué por primera vez al Reino Unido en 1975 y hasta que me di cuenta<br />

de que existía «algo» llamado discurso feminista, mi propia falta de análisis<br />

sobre mi posicionamiento como mujer inmigrante china en la sociedad<br />

británica postcolonial. Sin embargo, lo peor fue darme cuenta, de manera<br />

gradual, de que el «pensamiento» feminista eurocéntrico era tan ignorante<br />

como yo respecto a las experiencias diaspóricas transnacionales. Ya había<br />

superado más de la mitad de mi carrera de Women’s Studies cuando tuve<br />

la oportunidad de encontrarme con otra feminista nonya 6 que me alertó del<br />

enorme vacío de conocimientos que existía en el discurso feminista.<br />

En la década de los ochenta, las feministas norteamericanas bell hooks,<br />

Cherrie Moraga y Gloria Anzaldúa, Gloria T. Hull, Patricia Bell Scott y Bárbara<br />

Smith, Audre Lorde, Elizabeth Spelman, entre otras, empezaron a<br />

tratar asuntos relacionados con las subjetividades multidimensionales de<br />

las mujeres. 7 Acusaban a las feministas blancas de suprimir las diferencias<br />

entre las mujeres y, en su lugar, centrarse en la explotación de la categoría<br />

«mujer». Para ellas, ser mujer, negra, judía, chicana, japonesa, lesbiana u<br />

heterosexual, ser de clase trabajadora, media o alta (ser lo que fuera) estaba<br />

interconectado y, por lo tanto, constituían características que no podían separarse<br />

unas de otras. En cuanto a la variedad de orígenes culturales y posiciones<br />

sociales, ellas insistían, por ejemplo, en que el privilegio de la «raza», 8<br />

el color o la ascendencia sobre y por encima de otras categorías sociales,<br />

como la nacionalidad, la clase, la sexualidad, etc., ocultaba las experiencias<br />

de las identidades complejas de las mujeres. Por lo tanto, puesto que existen<br />

diferentes signifi cados para diferentes combinaciones de tiempo y espacio,<br />

6 Este término, pronunciado y a veces deletreado como «nyonya», se refi ere a una mujer china<br />

nacida en las colonias del Estrecho de Penang (Malasia), Singapur y Malaca (Malasia) que pertenece<br />

a una minoría étnica de la comunidad china denominada «peranakan». Aun conservando<br />

la mayoría de sus costumbres y tradiciones chinas, esta comunidad está integrada en la cultura<br />

dominante malaya.<br />

7 Véanse, por ejemplo: bell hooks, Aint’t I a Woman?, Boston, South End Press, 1981; Cherrie Moraga<br />

y Gloria Anzaldúa, A Bridge Called My Back. Writings of Radical Black Women of Color, Kitchen<br />

Table, Women of Color Press, 1981 [ed. cast.: Este puente llamado mi espalda: Voces de mujeres tercermundista<br />

en Estados Unidos, San Francisco (CA), 1988]; Gloria T. Hull, Patricia Bell Scott y Barbara<br />

Smith, All the Women Are White, All the Blacks are Men, But some of Us Are Brave: Black Women’s<br />

Studies, Nueva York, The Feminist Press at The City University of New York, 1982; Audre Lorde,<br />

Sister Outsider: Essays and Speeches, Nueva York, The Crossing Press, 1984 [ed. cast.: Mi hermana,<br />

la extranjera, Horas y horas, 2004]; Elizabeth Spelman, Inessential Woman. Problems of Exclusion in<br />

Feminist Thought, Boston, Beacon Press, 1988.<br />

8 Utilizo el término «raza» entendiéndolo como un constructo histórico y no como un constructo<br />

biológico y científi co.

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