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Horrores sureños: la ley Lynch en todas sus fases 85<br />
Capítulo IV. La maliciosa y mentirosa prensa blanca<br />
El Daily Commercial y el Evening Scimitar de Memphis (Tennessee) son propiedad<br />
de destacados hombres de negocios de dicha ciudad y sin embargo, a<br />
pesar del hecho de que, en Memphis, ninguna mujer blanca haya sido violada<br />
por un afroamericano y de que allí vivan afroamericanos con propiedades,<br />
honrados y ahorradores, el Commercial del 17 de mayo, bajo el titular «Más<br />
violaciones, más linchamientos» se pronunciaba de la siguiente manera:<br />
Ha llegado a nuestras ofi cinas información sobre el linchamiento de tres canallas<br />
<strong>negros</strong> por la brutal violación de una mujer blanca, y este hecho será extensamente<br />
comentado como ejemplo de la «barbarie sureña» por parte de los periódicos del<br />
Norte; pero estamos convencidos de que no tendrá ese efecto en términos de propaganda<br />
entre la gente inteligente. La frecuencia de dichos linchamientos llama la<br />
atención sobre la frecuencia de los crímenes que causan el linchamiento. La «barbarie<br />
sureña» que merece la atención de la gente, tanto del Norte como del Sur, es<br />
la barbarie que se aprovecha de mujeres débiles e indefensas. Tan sólo el castigo<br />
inmediato, veloz y extremo puede refrenar la horrible y bestial propensión de la<br />
raza negra. Se da un extraño parecido entre los diferentes casos de este cariz que han<br />
sucedido en los últimos tiempos.<br />
En cada uno de los casos, varios <strong>negros</strong> planifi caron de forma deliberada el crimen<br />
y posteriormente lo perpetraron. Esperaron hasta tener una oportunidad, el<br />
momento en que las mujeres se quedaban sin un protector. No se trataba de un<br />
repentino ataque de pasión sino de la consumación de un propósito diabólico para<br />
el que se había esperado y buscado la oportunidad. Esta característica del crimen<br />
lo convierte no sólo en un acto desalmado y brutal sino que incrementa el terror en<br />
las comunidades agrícolas con poca población. Ningún hombre puede dejar a su<br />
familia por la noche sin el temor de que algún rufi án negro errante esté mirando y<br />
esperando su oportunidad. El castigo inmediato que invariablemente sigue a estos<br />
horribles crímenes tiene indudablemente un efecto disuasorio en los <strong>negros</strong> de los<br />
alrededores durante algún tiempo. Pero la lección no se aprende en todos lados ni se<br />
recuerda por mucho tiempo. Estos crímenes, igualmente atroces, han tenido lugar<br />
en rápida sucesión, uno en Tennessee, otro en Arkansas y otro más en Alabama.<br />
Parece que los actos criminales tienen más infl uencia sobre la imaginación lujuriosa<br />
del negro que el castigo sobre su miedo. Supera su miedo a la muerte cuando encuentra<br />
la oportunidad de satisfacer sus deseos bestiales