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Feminismos-negros-1

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<strong>Feminismos</strong> <strong>negros</strong><br />

pastoral autoritario, normalmente se identifi ca a las mujeres como los medios<br />

y agentes de este proceso de reproducción cultural». 21 Estas dos defi niciones<br />

sirven bien a mis propósitos de análisis, aunque ponerlas en práctica<br />

dentro de los contextos familiares en los que he investigado produce una<br />

importante paradoja: por lo visto, mujeres blancas inglesas están criando<br />

niños <strong>negros</strong> británicos.<br />

Como se mencionó anteriormente, son muchos los factores que infl uyen<br />

en las formas en las que las mujeres realizan esta tarea ―por ejemplo, las<br />

circunstancias que rodean al nacimiento del niño métis(se), las actitudes imperantes<br />

hacia las relaciones mestizas, los antecedentes de clase y demás.<br />

Aunque su madre y otros parientes consanguíneos estaban vivos, Ruby, que<br />

es negra nigeriana y blanca inglesa, fue criada en un hogar de acogida a las<br />

afueras de Londres, hasta que lo abandonó a los dieciséis años. Las razones<br />

para mandarla allí fueron que querían que ella tuviera «la mejor educación».<br />

La abrumadora vergüenza que rodeó su nacimiento ―su padre estaba casado<br />

y era negro de África continental― hacía imposible que la madre y la abuela<br />

de Rudy la aceptaran completamente. Aquí, Ruby cuenta algunos de los recuerdos<br />

asociados con el hecho de crecer siendo políticamente negra, y social<br />

y culturalmente inglesa, en un hogar de acogida blanco inglés:<br />

En términos de «raza», género y ese tipo de cosas, el hogar al que fui era sólo de<br />

chicas, así que era un entorno totalmente femenino: el personal eran chicas y las internas<br />

eran chicas, que iban desde los dos hasta los dieciocho años. Era un sitio muy<br />

grande. Supongo que habría unas treinta y cinco niñas allí. Creo recordar que fui<br />

la primera niña negra y cuando fui era, obviamente, la más pequeña. Me mimaban<br />

mucho, hasta el punto de que compartí mi primera habitación con la matrona jefe.<br />

Tenía mi cama en su cuarto y ella fue una especie de madre sustituta. Eso fue hasta<br />

que tuve casi cuatro años.<br />

Me quedé en su habitación hasta que llegaron otras dos niñas que también eran<br />

negras. Eran nigerianas, totalmente nigerianas. No eran mestizas, y estaban allí porque<br />

sus dos padres estaban estudiando. De hecho, al fi nal se fueron. Una tenía dos<br />

años y la otra cuatro. Yo estaba muy, muy enfadada con ellas. Ellas usurparon mi lugar.<br />

Al poco me vi fuera de la habitación de la matrona y fui a uno de los dormitorios<br />

21 Paul Gilroy, The Black Atlantic: Modernity and Double Consciousness, Londres, Verso, 1993, pp.<br />

195-197.<br />

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