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se permite la copia ©<br />
Mujeres blancas, ¡escuchad! 239<br />
[…] haya sido normalmente el de las redes de mujeres, dado que es la existencia,<br />
la construcción o la disolución de dichas redes, lo que determina el estatus de las<br />
mujeres y el potencial de cambio en todas las áreas de sus vidas. 56<br />
Estas categorías desbrozan las divisiones habituales entre Primer y Tercer<br />
Mundo, desarrollado / dependiente, industrial / no-industrial, en un intento<br />
por encontrar un mecanismo que libere el pensamiento de tales defi niciones. El<br />
espacio de este artículo no permite una valoración crítica de las tres categorías,<br />
pero puede decirse que la de sociedades «negociadas» considera importantes<br />
las organizaciones «tradicionales» de mujeres que se encuentran en África Occidental,<br />
descritas anteriormente en relación a las mujeres igbo. Leghorn y Parker<br />
son cuidadosas a la hora de señalar que las posibilidades de negociación están<br />
limitadas, que no se apunta una categoría absoluta de poder sostenida por las<br />
mujeres, por encima de los hombres. Los dos ejemplos, expuestos en su libro,<br />
de sociedades en las que las mujeres mantienen esta posición de negociación<br />
son las ewe, en África Occidental, y las iroquesas. Ambos casos, por supuesto,<br />
son también ejemplos de las nefastas consecuencias que tuvo el contacto con<br />
los blancos. Muchas de las instituciones femeninas ewe se desintegraron bajo el<br />
colonialismo, del mismo modo que las instituciones que proporcionaban poder<br />
a las iroquesas fueron destruidas por la intrusión europea. En contraste con los<br />
estudios feministas centrados en la falta de tecnología y de ayudas mecánicas<br />
para el hogar en las vidas de estas mujeres, Leghorn y Parker enfocan los aspectos<br />
del trabajo que aúnan a las mujeres. Sobre las ewe observan que<br />
[…] con frecuencia, las mujeres trabajan juntas en sus propios campos o, como<br />
miembros de una familia, preparando la comida juntas; las mujeres del pueblo se<br />
encuentran en el riachuelo para hacer la colada, o en familia, con amigas y vecinas,<br />
caminan de cinco a quince millas diarias para vender juntas en el mercado, allí se<br />
sientan una al lado de la otra y fi jan juntas los precios del día. Comparten el cuidado<br />
de los niños, las noticias, y cuidan los puestos del mercado de las otras. Además de<br />
hacer el tiempo más placentero, este trabajo compartido capacita a las mujeres para<br />
compartir información y, de hecho, hace las veces de parte integral y vital del sistema<br />
de comunicaciones del pueblo. Consecuentemente, tienen un tremendo sentido<br />
de la solidaridad, cuando se trata de trabajar en pro del interés colectivo. 57<br />
56 Ibidem, p. 60.<br />
57 Ibídem, p 88.