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se permite la copia ©<br />
I Used To Be Your Sweet Mama 161<br />
una y otra vez en el trabajo de las cantantes del blues clásico. 68 De hecho, algunos<br />
de estos retratos fi cticios refl ejan, con toda probabilidad, las experiencias<br />
de las mujeres negras que se movían en los circuitos profesionales de la<br />
industria del espectáculo. «Ma» Rainey era conocida por ser capaz de eclipsar<br />
a cualquier hombre con su increíble voracidad sexual (y Bessie Smith era conocida<br />
por ser capaz de derrotar a cualquier hombre que la retara a beber).<br />
En los tiempos de Gertrude «Ma» Rainey y Bessie Smith, las mujeres del<br />
blues dieron testimonio de las contradictorias demandas históricas hechas a<br />
las mujeres negras estadounidenses. Por un lado, en virtud de su feminidad,<br />
se enfrentaron a las expectativas ideológicas de domesticidad y subordinación<br />
que emanaban de la cultura dominante. Por otro lado, dadas<br />
las transformaciones políticas, económicas y emocionales ocasionadas por el<br />
desmantelamiento de la esclavitud, sus experiencias vividas dieron la vuelta<br />
a dichas asunciones ideológicas evidentemente incongruentes. En el blues, las<br />
relaciones de género son llevadas hasta el límite y más allá. Un ejemplo típico<br />
es una de las primeras canciones de Bessie Smith, Mistreatin’ Daddy [Papi<br />
maltratador], que abre con un discurso hacia un amante abusivo e insensible:<br />
Daddy, mama’s got the blues, the kind of blues that’s hard to lose.<br />
‘Cause you mistreated me and drove me from your door.<br />
Smith canta estos versos como si esta mujer hubiera intentado hacer que la<br />
relación funcionara y estuviera completamente descorazonada al haber sufrido<br />
la iniquidad de un hombre al que es posible que haya amado. No mucho<br />
después, sin embargo, ella le informa amenazadoramente:<br />
If you see me sett ing on another daddy’s knee<br />
Don’t bother me, I’m as mean as I can be<br />
68 Daphne Duval Harrison señala que las mujeres «empleaban el lenguaje fanfarrón y expresivo<br />
de los hombres para presumir de sus excelentes atributos físicos y su potente habilidad sexual [...]<br />
la naturaleza lasciva de muchos de estos blues movilizó a comunidades que buscaban prohibirlos.<br />
Los periódicos <strong>negros</strong> desprestigiaban a las intérpretes que los incluían en su repertorio y las<br />
acusaban de usar letras lascivas para camufl ar su escaso talento. Éste no era el caso, claramente,<br />
ya que las mejores cantantes del blues crearon algunos temas sexuales. Lo que no se puede negar<br />
es que algunas sí eran abiertamente lascivas y dejaban poco a la imaginación». Black Pearls, op.<br />
cit., 1990, p. 106.