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Feminismos-negros-1

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<strong>Feminismos</strong> <strong>negros</strong><br />

en el que insisten, con frecuencia, las políticas de la identidad. Se asume y se<br />

sobrentiende que si no eres una persona «blanca», entonces eres «negra», y<br />

si eres «negra» entonces tu opresión existe a nivel racial y que, por lo tanto,<br />

reivindicarás y atestiguarás tu victimización racial. La imposibilidad de unas<br />

reglas de juego tan simplistas esconde otros procesos de racialización. Por<br />

ejemplo, en una sociedad patriarcal, la experiencia de racialización es diferente<br />

para los hombres «<strong>negros</strong>» que para las mujeres «negras». Cuando Edward<br />

Said reclama que las personas «negras» son orientalizadas y demonizadas<br />

como «paganas», «incivilizadas», «bárbaras», etc., en la historia eurocéntrica<br />

de antropología, religión y colonialismo, su argumentación, desafortunadamente,<br />

es incompleta al no incluir un análisis de género. 19 El reconocimiento<br />

de identidades simultáneamente múltiples permite un argumento más constructivo<br />

para afi rmar que las mujeres «negras» no son únicamente racializadas,<br />

sino también sexuadas, exotizadas y erotizadas ―todo a la vez. 20 Pero el<br />

uso de una categoría singular de «negra» falsamente coherente persiste incluso<br />

aunque constituya una división social diferente basada únicamente en una<br />

supuesta identidad primaria («raza» en sí misma, como una identidad construida<br />

socialmente) sin reparar en que la «negritud» no es una experiencia<br />

homogénea para hombres y mujeres.<br />

Cercos identitarios de la deslocalización<br />

Suniti Namjoshi cuenta una historia increíble sobre una burra azul que vivía<br />

en un puente rojo. 21 A la burra se le consideraba poco apropiada desde el punto<br />

de vista estético porque el rosa de las zanahorias que se comía y su propio<br />

color azul chocaba horripilantemente con el puente rojo, así que la gente del<br />

pueblo quería que se solucionase este asunto. Parecía que si la burra fuera<br />

es la lengua que escogemos para comunicarnos. Al identifi carnos como chinas, con frecuencia parece<br />

que tenemos que hablar en chino en vez de en inglés. Sin embargo, en realidad, la variación<br />

de fl uidez que tenemos en la gran cantidad de dialectos chinos que existen hace que este hecho<br />

sea poco práctico.<br />

19 Said, Orientalism, Pantheon Books, 1978 [ed. cast.: Orientalismo, Barcelona, Debolsillo, 2003].<br />

20 Fanon, Black Skin, White Masks, Londres, Pluto Press, 1986 [ed. cast.: Piel negra, máscaras blancas,<br />

Madrid, Akal. Cuestiones de Antagonismo, 2009]; Rana Kabbani, Europe’s Myths of Orient: Devise<br />

and Rule, Londres, Pandora Press, 1988.<br />

21 Suniti Namjoshi, The Blue Donkey Fables, Londres, The Women’s Press, 1988, pp. 1-2.<br />

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