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se permite la copia ©<br />
Mujeres blancas, ¡escuchad! 211<br />
las posibilidades de mejora a través de la legislación parecen ser igualmente<br />
inútiles. Michèle Barrett , sin embargo, ha señalado que no es posible abogar<br />
por los paralelismos, porque en cuanto se realiza un análisis histórico se pone<br />
de manifi esto que las instituciones que tienen que ser analizadas son diferentes,<br />
como lo son las formas de análisis necesarias para llevarlo a cabo. 6<br />
Estamos de acuerdo en que la construcción de dichas analogías es infructuosa<br />
y que a menudo se demuestra que va poco más allá del mero ejercicio académico.<br />
Pero hay otra razón por la que rechazamos este tipo de debates: la<br />
experiencia de las mujeres negras no entra en los parámetros del paralelismo.<br />
La principal razón para no emplear paralelismos es el hecho de que las mujeres<br />
negras están sujetas simultáneamente a las opresiones del patriarcado, la<br />
clase y la «raza», lo que hace que su posición y su experiencia no sólo resulten<br />
marginales, sino también invisibles.<br />
Al señalar que la mayoría de la teoría feminista contemporánea no tiene en<br />
cuenta adecuadamente la experiencia de las mujeres negras, también tenemos<br />
que apuntar que no se debe simplemente a una ausencia y que, por lo tanto, la<br />
tarea no es sólo darle visibilidad. Más bien al contrario, ya que el mismo proceso<br />
de considerar las posiciones históricas y contemporáneas de las mujeres<br />
negras cuestiona, en sí mismo, el uso de algunas de las categorías y asunciones<br />
centrales del pensamiento feminista dominante reciente. No podemos señalar<br />
una única fuente de nuestra opresión. Si las feministas blancas enfatizan<br />
únicamente el patriarcado, nosotras queremos redefi nir el término y hacer el<br />
concepto aún más complejo. El racismo determina que los hombres <strong>negros</strong> no<br />
tengan las mismas relaciones con las jerarquías patriarcales y capitalistas que<br />
los hombres blancos. En palabras del Combahee River Collective:<br />
Creemos que las políticas sexuales en el patriarcado dominan las vidas de las mujeres<br />
negras, así como lo hacen las políticas de clase y de raza. Además, con frecuencia,<br />
nos es difícil separar la raza de la clase, y de la opresión sexual, dado que<br />
en la mayoría de los casos las experimentamos simultáneamente en nuestras vidas.<br />
Sabemos que existe algo que podemos llamar la «opresión racial y sexual» que no<br />
es ni exclusivamente racial ni exclusivamente sexual, como, por ejemplo, la historia<br />
de las violaciones a mujeres negras cometidas por hombres blancos, como arma de<br />
represión política.<br />
6 Mi agradecimiento a Michèle Barrett quien, en una charla ofrecida en la Social Science Research<br />
Council’s Unit on Ethnic Relations, ayudó a esclarecer muchos de estos intentos por establecer<br />
analogías.