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Feminismos-negros-1

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Horrores sureños: la ley Lynch en todas sus fases 89<br />

violador, y contentos de tener una excusa para hacerlo. Se ordenó a los propietarios<br />

que no volvieran. Se interrumpió la publicación del Free Speech con<br />

tan poco reparo como el que se tuvo cuando se hizo pedazos el «Ultramarinos<br />

Popular» y se asesinó a sus propietarios.<br />

Capítulo V. La posición del Sur<br />

Henry W. Grandy, en sus tan conocidos discursos de Nueva Inglaterra y Nueva<br />

York mostró al afroamericano como incapaz de auto-gobernarse. A través<br />

de sus palabras y las de otros hombres destacados, el Sur ha advertido al<br />

país: «¡Fuera las manos! Dejad que resolvamos nosotros el problema». A los<br />

afroamericanos, el Sur les está diciendo: «El hombre blanco debe mandar y<br />

mandará». Hay muy poca diferencia entre el Sur de antes de la guerra y el<br />

nuevo Sur.<br />

Sus ciudadanos blancos aceptan cualquier método, aunque sea repugnante,<br />

cualquier medida, por muy extrema que sea, para someter a los jóvenes de<br />

la raza. Les han engañado para impedir que voten, les han dejado sin derechos<br />

civiles o enmendado en los juzgados civiles, les han robado los frutos de<br />

su trabajo y aún los están matando, quemando y linchando.<br />

El resultado es un creciente desprecio por la vida humana. La ley del linchamiento<br />

ha extendido su insidiosa infl uencia hasta los hombres de Nueva<br />

York y Pennsylvania y en las llanuras libres del Oeste sienten que pueden<br />

tomarse la ley por su mano con impunidad, especialmente si se trata de<br />

afroamericanos. El Sur se ha embrutecido hasta un punto inimaginable para<br />

sus propios habitantes y están en peligro los pilares mismos del gobierno, la<br />

ley y el orden.<br />

La opinión pública ha mostrado una «ligera» reacción, insufi ciente para<br />

parar la cruzada de las ilegalidades y los linchamientos. El espíritu de la cristiandad<br />

de la Iglesia Episcopal Metodista se alzó ante los frecuentes crímenes<br />

repulsivos contra la gente débil, lo bastante como para tomar resoluciones<br />

condenatorias fi rmes en su Congreso General de Omaha el mes de mayo. En<br />

Minneapolis el 7 de junio, el espíritu de la justicia del antiguo gran partido se<br />

impuso lo sufi ciente como para denunciar las injusticias e incluir una débil declaración<br />

de la creencia en los derechos humanos en el programa republicano.

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