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15las adolescentes en la actualidad. El embarazoadolescente es un factor que genera deserciónescolar, aunque la mayor parte de los países haestablecido normativas para salvaguardar lacontinuidad de los estudios de las chicas que seembarazan. Ya sea por presión del establecimiento,de los padres o por la vergüenza de la afectada, locierto es que son pocas las adolescentes queterminan sus estudios estando embarazadas ymenos aun las que regresan después del parto; lamayoría de las veces no hay retorno, y en suocurrencia influyen múltiples fenómenos que sonvividos de diferentes maneras por las adolescentes.lEs necesario recalcar que América Latina es elcontinente más desigual del mundo. En este marco,es necesario analizar, en cada una de las barreras,las diferencias que se producen entre las niñas –almenos– debido a su residencia (urbana/rural), sunivel de ingresos y su origen étnico o racial. Así,contemplando un enfoque de interseccionalidad, esposible advertir que son las niñas rurales de origenindígena las que sufren la mayor violación de susderechos económicos, sociales y culturales.Es preciso constatar que, frente a estas barreras,existen importantes avances legislativos, derivadosde la amplia ratificación de los instrumentosinternacionales que bregan por la vigencia de losderechos de los niños, niñas y adolescentes endiferentes ámbitos. Estas legislaciones buscantransformarse en instrumentos de gestión a travésde planes nacionales que deben orientar eldesarrollo de programas que garanticen, en lapráctica, esos derechos. No obstante, estainstrumentación no está emparentada con unaumento presupuestario, ni con la formación de losfuncionarios o las funcionarias pertinentes ni con lapromoción de una coordinación intersectorial quepermita su implementación efectiva. Ello esparticularmente notorio en el ámbito de losprogramas de protección frente a la violencia degénero o de salud sexual y reproductiva paraadolescentes. En este sentido, una carencia visibleen las políticas públicas es la de seguimiento yrendición de cuentas, dimensión que permitiríaavanzar en la exigibilidad de los derechos por partede las niñas y adolescentes como sujetos.También es posible advertir que las políticas desectores como los de educación y salud han tenidodificultades para incorporar un enfoque de género,perdiéndose la oportunidad de identificar losproblemas específicos de niños y niñas y ser asímás efectivos en sus resultados.En todos los países se observa la falta devinculación entre las políticas de equidad de géneroy aquellas dirigidas a promover la infancia. En estesentido, las políticas y mecanismos de promociónde las mujeres no incorporan las diferencias yespecificidades vinculadas al ciclo vital, centrándosefundamentalmente en las mujeres adultas, mientrasque las políticas e instancias dirigidas a garantizarlos derechos de la infancia no aplican un enfoquede género. Como resultado de ello, no se distinguenpolíticas específicas con enfoque de génerorelacionadas con la situación y la problemática delas niñas y adolescentes a nivel de país.Por otro lado, pese a que las niñas y adolescentesexpresan claramente su confianza en suscapacidades para alcanzar los proyectos de futuroque se proponen, y que cuentan con una serie deactivos para ello, su entorno –padres, madres,docentes, encargados de programas públicos yprivados– tiende a visualizarlas como “vulnerables”,merecedoras de medidas de protección y de acciónhacia ellas y no necesariamente “con ellas”. En estesentido, es un desafío pendiente, para alcanzar unpleno desarrollo de las niñas, articular el enfoque dederechos con el de capacidades a la hora depromover e incidir en políticas públicas, de forma talque no solo los garantes de los derechos puedanestablecer políticas y programas con igualdad deoportunidades para los niños, niñas y adolescentes,sino asegurar que dichos titulares de derechostengan la libertad efectiva para decidir y paraaprovecharlas. nResumen ejecutivo