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76 iii. barreras para la permanencia de las niñas en la educaciónjóvenes de 15 a 19 años, se aprecia que en siete de10 países analizados solo Chile y Ecuador estánmuy próximos a la paridad entre los sexos. Sinembargo, “las diferencias por sexo también seincrementan con un comportamiento que se apartade los promedios nacionales de América Latina, quetienden a mostrar una mejor situación de lasmujeres en materia educativa. Con excepción deChile y Brasil, los países de la región muestran quelos jóvenes indígenas de 15 a 19 años logranculminar la primaria en mayor proporción que lasjóvenes indígenas. En Guatemala, por cada 100muchachas indígenas que finalizaron el ciclo lohicieron 143 muchachos indígenas” (CEPAL y otros,2006). En el mismo estudio se señala que lasdesigualdades de acceso por condición étnica vanaumentando a medida que se llega a los nivelessuperiores de educación.c) Las brechas entre géneros son másimportantes entre la población indígenaComo hemos visto, según su condición étnica ydesde el punto de vista de género, la mayorconclusión de los estudios suele inclinarse en favorde los hombres, debido a que el abandono escolarfemenino es en muchos casos superior almasculino, en parte por la configuración tradicionaldel rol femenino en estas culturas, orientadoparticularmente a la economía doméstica y laproducción agrícola (CEPAL, 2008).Al analizar los datos del siguiente cuadro podemosdistinguir brechas importantes entre sexos en lapoblación indígena tanto en el medio urbano comoen el rural, especialmente en aquellos países conlos peores porcentajes de adolescentes queculminan su enseñanza primaria, como Paraguay yGuatemala. Por ejemplo, en el caso de Paraguay,las mujeres indígenas terminan su primaria en un25,2% versus los hombres, con un 37,2%. En elcaso de las adolescentes rurales del mismo país, labrecha se acrecienta entre un 15,9% de mujeresversus un 24,9% de hombres.d) Las brechas por sexo al interior de cadagrupo son importantes; en primer lugar, segúnla zona de residencia, y en segundo lugar, perono menos importante, por la condición étnicaLa interseccionalidad entre las dimensiones decondición étnica, género y zona de residencia esevidente al mirar los datos desagregados delCuadro 5, ya que se aprecian desigualdadesimportantes al interior de cada grupo según el sexo.Los casos más extremos de las brechas en el grupode mujeres se dan en el caso de Paraguay, dondelas mujeres urbanas no indígenas entre 15 y 19años que terminaron la educación primariarepresentan un 88,6%, mientras que las indígenasurbanas solo lograron culminar la primaria en un25,2%. Si a ello le agregamos la dimensión deruralidad, las no indígenas alcanzaron a culminar sueducación primaria en un 76%, mientras que lasindígenas rurales bajan a un 15,9% en el mismotramo de edad y en el mismo período de medición.En el cuadro podemos distinguir que el otro caso enque la brecha entre mujeres indígenas y noindígenas es importante es Guatemala, donde lasadolescentes urbanas no indígenas terminan en un77,5% su educación primaria (el porcentaje másbajo, en general, de culminación en este grupo depaíses) contra un 46,2% de las adolescentesurbanas indígenas.Todos los entrevistados y entrevistadas para esteestudio coinciden en que, en las zonas ruralesindígenas, la falta de oportunidades para lasadolescentes y la cosmovisión indígena influyen demanera significativa respecto de las opciones yproyectos, según el momento del ciclo de vida 60 .Asimismo, la prevalencia de la maternidadadolescente es otro factor que atenta contra lapermanencia y culminación de la educación porparte de las mujeres indígenas.60Según la tradición del pueblo maya, el ciclo de vida de las personas estácompuesto por fases de 13 años, lo que implica que una niña, al cumplir13 años, está completamente preparada para iniciar su nuevo ciclo comoadulta, con todas las responsabilidades que ello implica (José AugustoYac, Ajq´ij K´iché – Los ciclos de vida desde la cosmovisión maya).