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89cursos don<strong>de</strong> la violencia física o verbal está máspresente registran <strong>de</strong>sempeños inferiores conrespecto a los alumnos <strong>de</strong> aulas menos violentas.En consecuencia, se pue<strong>de</strong> sostener que ser víctima<strong>de</strong> bulling afecta negativamente al rendimiento <strong>de</strong> losestudiantes latinoamericanos <strong>de</strong> primaria, comotambién lo afecta el saber o haber presenciado elbulling en otro compañero o compañera.La alta violencia urbana crea un ambiente<strong>de</strong> inseguridad para las niñas que limita sumovilidad y oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrolloExiste amplia documentación sobre el alto nivel <strong>de</strong>violencia e inseguridad que se vive en AméricaLatina, en particular en sus ciuda<strong>de</strong>s, que registranlas tasas <strong>de</strong> homicidio más altas <strong>de</strong>l mundo 86 . Eneste marco, y aplicando un enfoque <strong>de</strong> género, esnecesario consi<strong>de</strong>rar que esta situación afectadiferencialmente a hombres y mujeres.ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> América <strong>de</strong>l Sur, en el marco <strong>de</strong>lprograma “Indicadores urbanos <strong>de</strong> género -Instrumentos para la gobernabilidad urbana” (2002),señalan que en cuatro ciuda<strong>de</strong>s las mujeres percibenla ciudad como más peligrosa que los varones, y seconstató que son las mujeres quienes cambian susrutinas cotidianas por el temor a transitar a<strong>de</strong>terminadas horas, particularmente por la noche.De esta manera, la calle o el espacio público se vecomo una amenaza y <strong>de</strong>be restringirse a las niñas yadolescentes. A<strong>de</strong>más, ellas no saben cuidarse <strong>de</strong>“estos peligros” y por tanto hay que mantenerlasocupadas en el interior <strong>de</strong> las casas.“Las niñas gran<strong>de</strong>s no tienen nada que hacer en lacalle. Tienen que barrer, tienen que lavar, tienen queestar en casa, cuidar a los hermanitos. Van a laescuela y <strong>de</strong>spués tienen que estar en la casa”(madre, Guatemala).iii. barreras para la permanencia<strong>de</strong> las niñas en la educaciónEs interesante <strong>de</strong>stacar que las mujeres expresanmayor sensación <strong>de</strong> inseguridad en la ciudad quelos varones, lo que se explica, en parte, porque sonellas la mayoría <strong>de</strong> las víctimas <strong>de</strong> la violencia sexual 87 .Esta sensación <strong>de</strong> amenaza y peligro se traduce enuna serie <strong>de</strong> conductas evasivas que afectan susproyectos vitales, tales como estudiar o trabajar, osu participación social y política. Para las niñas y lasjóvenes implica <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> realizar activida<strong>de</strong>s que<strong>de</strong>sean, lo que afecta su autonomía y la oportunidad<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollr sus capacida<strong>de</strong>s y liberta<strong>de</strong>s:“Nosotros, los hombres, tenemos más libertad quelas mujeres, salimos más, [tenemos más] cantidad,duración y frecuencia <strong>de</strong> las salidas en comparacióncon las mujeres” (joven varón, República Dominicana).Los resultados <strong>de</strong> una encuesta aplicada en cinco86En el 2005, la tasa <strong>de</strong> homicidios en la región ascendió a 25,6 homicidiospor 100.000 habitantes, casi triplicando el promedio mundial para el mismoperiodo. Ver: BID (2009). Guías operativas para el diseño y ejecución <strong>de</strong>programas en el área <strong>de</strong> seguridad y convivencia ciudadana, Washington.87CARCEDO, Ana (2006). Seguridad ciudadana <strong>de</strong> las mujeres y <strong>de</strong>sarrollohumano, Cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong> Desarrollo Humano Nº2, PNUD, Costa Rica.La construcción cultural <strong>de</strong> los géneros tambiéntiene efectos en la participación <strong>de</strong> hechos<strong>de</strong>lictivos. Recientes estudios <strong>de</strong> masculinidad dancuenta que la participación <strong>de</strong> jóvenes varones enpandillas o su incursión en el consumo <strong>de</strong> drogasque los vincula a sectores asociados a lainseguridad, la violencia económica <strong>de</strong>l robo,asaltos, crimen y <strong>de</strong>lincuencia, están ancladas enconcepciones tradicionales <strong>de</strong> “ser hombre” y suasociación con el riesgo, la violencia y el po<strong>de</strong>r 88 .No existen suficientes estudios sobre el lugar queocupan las niñas y mujeres adolescentes en estosgrupos.No obstante, sin estar suficientementedocumentado, se está viendo en América Latina laentrada <strong>de</strong> niñas a pandillas, pero en general conun rol subordinado y frecuentemente utilizadascomo un “botín sexual”.88Moser, Caroline (2009). Seguridad, incorporación <strong>de</strong> la perspectiva <strong>de</strong>género y programas con enfoque <strong>de</strong> género. En: Falú, Ana (edit) (2009),Mujeres en la ciudad. De violencias y <strong>de</strong>rechos, Red Mujer y Hábitat <strong>de</strong>América Latina, Ediciones SUR, Santiago.

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