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f_t_septima_edicion

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336 Capítulo 16 Temperatura y dilatación<br />

h<br />

r<br />

R<br />

Bulbo<br />

Bulbo<br />

t¡<br />

F ig u ra 16.6 Termómetro a volumen<br />

constante.<br />

B<br />

F ig u ra 16.7 Termómetro a presión<br />

constante.<br />

de mercurio en el tubo cerrado. La calibración consiste en marcar el nivel del mercurio en el<br />

punto de congelación y hacer otra marca de su nivel en el punto de vapor.<br />

Los termómetros de gas son útiles gracias a que sus límites prácticamente no existen.<br />

Por ello, aunado a su precisión, se usan de manera generalizada en laboratorios y en oficinas<br />

de normas. Sin embargo, son grandes y estorbosos, lo que los hace inadecuados para gran<br />

número de m<strong>edicion</strong>es técnicas delicadas.<br />

La escala de temperatura absoluta<br />

Tal vez se le ha ocurrido que las escalas Celsius y Fahrenheit tienen una seria limitación. Ni<br />

0°C ni 0°F representan realmente una temperatura de 0. En consecuencia, para temperaturas<br />

mucho más bajas que el punto de congelación resulta una temperatura negativa. Más grave<br />

aún es el hecho de que una fórmula que incluya la temperatura como variable no funcione con<br />

las escalas existentes. Por ejemplo, ya hemos estudiado la dilatación de un gas al aumentar su<br />

temperatura. Podemos establecer esta proporcionalidad como<br />

V=kt<br />

donde k es la constante de proporcionalidad y t es la temperatura. Ciertamente, el volumen de<br />

un gas no es cero a 0°C o negativo a temperaturas negativas, conclusiones que pueden deducirse<br />

de las relaciones anteriores.<br />

Este ejemplo proporciona una clave para establecer una escala absoluta. Si podemos determinar<br />

la temperatura a la que el volumen de un gas bajo presión constante se vuelve cero,<br />

podemos determinar el verdadero cero de temperatura. Suponga que usamos un termómetro<br />

de gas a presión constante, como el de la figura 16.7. El volumen del gas en el bulbo se puede<br />

medir cuidadosamente, primero en el punto de congelación y luego en el punto de ebullición.<br />

Estos dos puntos pueden marcarse en una gráfica, como en la figura 16.8, con el volumen en<br />

la ordenada y la temperatura en la abscisa. Los puntos A y B corresponden al volumen del gas<br />

a las temperaturas de 0 y 100°C, respectivamente. Una línea recta que una estos dos puntos y<br />

se extienda a izquierda y derecha proporciona una descripción matemática del cambio de volumen<br />

en función de la temperatura. Observe que la recta puede prolongarse indefinidamente<br />

a la derecha, lo que indica que no hay límite superior para la temperatura. Sin embargo, no<br />

podemos extender la recta indefinidamente a la izquierda, porque finalmente intersecará el eje<br />

de la temperatura. En este punto teórico, el gas tendría un volumen de cero. Extender la recta<br />

aún más indicaría un volumen negativo, lo cual no tiene sentido. Por tanto, el punto en el que<br />

la recta corta el eje de la temperatura se llama el cero absoluto de temperatura. (En realidad,<br />

cualquier gas real se licúa antes de alcanzar ese punto.)<br />

Si el experimento anterior se realiza con diferentes gases, la pendiente de las curvas<br />

variará ligeramente, pero la intersección en el eje de la temperatura siempre será el mismo,<br />

próximo a —273°C. Por medio de procedimientos teóricos y experimentales muy ingeniosos<br />

se ha establecido que el cero absoluto de temperatura es —273.15°C. En este texto supondré -

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