La fortuna de los Rougon - Emile Zola
Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA
Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA
- TAGS
- literatura-francesa
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
conservadores en torno a sí, y adquirieron, en Plassans, cierta influencia.<br />
El famoso salón amarillo se convirtió, en sus necias charlatanerías <strong>de</strong> café,<br />
en una cueva <strong>de</strong> bandidos, una reunión <strong>de</strong> criminales que juraban cada<br />
noche sobre sus puñales <strong>de</strong>gollar al pueblo. Para excitar contra Pierre a<br />
<strong>los</strong> hambrientos, hasta llegó a propagar el rumor <strong>de</strong> que el ex comerciante<br />
<strong>de</strong> aceite no era tan pobre como <strong>de</strong>cía, y que ocultaba sus tesoros por<br />
avaricia y por miedo a <strong>los</strong> ladrones. Su táctica tendió así a amotinar a <strong>los</strong><br />
pobres, contándoles historias extravagantes, en las que a menudo<br />
acababa creyendo él mismo. Ocultaba bastante mal sus rencores<br />
personales y sus <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> venganza bajo el velo <strong>de</strong>l mas puro<br />
patriotismo; pero se crecía tanto, tenía una voz tan tonante, que nadie se<br />
habría atrevido a dudar <strong>de</strong> sus convicciones.<br />
En el fondo, todos <strong>los</strong> miembros <strong>de</strong> esta familia tenían la misma furia <strong>de</strong><br />
apetitos brutales. Félicité, que comprendía que las opiniones exaltadas <strong>de</strong><br />
Macquart no eran sino ira contenida y ce<strong>los</strong> avinagrados, habría <strong>de</strong>seado<br />
ardientemente comprarlo para hacerle callar. Por <strong>de</strong>sgracia carecía <strong>de</strong><br />
dinero, y no se atrevía a implicarlo en la peligrosa partida que jugaba su<br />
marido. Antoine les causaba mucho daño entre <strong>los</strong> rentistas <strong>de</strong> la ciudad<br />
nueva. Bastaba con que fuera pariente suyo. Granoux y Roudier les<br />
reprochaban, con continuos <strong>de</strong>sprecios, tener semejante hombre en su<br />
familia Por ello Félicité se preguntaba con angustia cómo lograrían<br />
limpiarse esa mancha.<br />
Le parecía monstruoso e in<strong>de</strong>cente que, más a<strong>de</strong>lante, el señor <strong>Rougon</strong><br />
tuviera un hermano cuya mujer vendía castañas, y que vivía él mismo en<br />
una ociosidad crapu<strong>los</strong>a. Acabó temblando por el éxito <strong>de</strong> sus secretos<br />
manejos, que Antoine comprometía como por capricho; cuando le referían<br />
las diatribas que aquel hombre <strong>de</strong>clamaba en público contra el salón<br />
amarillo, se estremecía pensando que era capaz <strong>de</strong> ensañarse y <strong>de</strong> matar<br />
sus esperanzas mediante el escándalo.<br />
Antoine percibía hasta qué punto <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> consternar a <strong>los</strong> <strong>Rougon</strong> su<br />
actitud, y era únicamente para acabar con su paciencia por lo que<br />
afectaba, <strong>de</strong> día en día, convicciones más salvajes. En el café, llamaba a<br />
Pierre «mi hermano» con una voz que hacía volverse a todos <strong>los</strong><br />
consumidores; en la calle, si llegaba a encontrarse con algún reaccionario<br />
<strong>de</strong>l salón amarillo, murmuraba sordos insultos que el digno burgués,<br />
confundido ante tamaña audacia, repetía por la tar<strong>de</strong> a <strong>los</strong> <strong>Rougon</strong>, con lo<br />
que parecía que <strong>los</strong> hacía responsables <strong>de</strong>l mal encuentro que había<br />
123