La fortuna de los Rougon - Emile Zola
Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA
Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA
- TAGS
- literatura-francesa
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
objeción. Habían recibido sin duda instrucciones <strong>de</strong> <strong>los</strong> misteriosos<br />
personajes a <strong>los</strong> cuales hacían a veces <strong>de</strong>vota alusión. El clero y la<br />
nobleza se resignaban ya a prestar su ayuda a <strong>los</strong> vencedores para<br />
aplastar a la enemiga común, la República.<br />
Esa tar<strong>de</strong>, mientras el salón amarillo <strong>de</strong>liberaba, Aristi<strong>de</strong> sintió sudores<br />
fríos <strong>de</strong> ansiedad. Nunca un jugador que arriesga su último luis a una carta<br />
ha experimentado semejante angustia. Durante el día, la dimisión <strong>de</strong> su<br />
jefe le dio mucho que pensar. Le oyó repetir en varias ocasiones que el<br />
golpe <strong>de</strong> Estado tenía que fracasar. Aquel funcionario, <strong>de</strong> una honra<strong>de</strong>z<br />
limitada, creía en el triunfo <strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>mocracia, aunque no tenía el<br />
valor <strong>de</strong> trabajar en pro <strong>de</strong> ese triunfo, resistiendo. Aristi<strong>de</strong> solía escuchar<br />
<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las puertas <strong>de</strong> la subprefectura, para tener informes concretos;<br />
sentía que marchaba a ciegas, y se aferraba a las noticias que robaba a la<br />
administración. <strong>La</strong> opinión <strong>de</strong>l prefecto lo impresionó; pero se quedó muy<br />
perplejo. Pensaba: «¿Por qué se aleja, si está seguro <strong>de</strong>l fracaso <strong>de</strong>l<br />
príncipe-presi<strong>de</strong>nte?». Sin embargo, obligado a tomar un partido, resolvió<br />
continuar con su oposición. Escribió un artículo muy hostil al golpe <strong>de</strong><br />
Estado, que llevó esa misma tar<strong>de</strong> a El In<strong>de</strong>pendiente, para el número <strong>de</strong><br />
la mañana siguiente. Había corregido las pruebas <strong>de</strong> ese artículo, y<br />
regresaba a casa, casi tranquilizado, cuando, al pasar por la calle <strong>de</strong> la<br />
Banne, alzó maquinalmente la cabeza y miró las ventanas <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Rougon</strong>.<br />
Esas ventanas estaban brillantemente iluminadas.<br />
«¿Qué pue<strong>de</strong>n estar conspirando allá arriba?», se preguntó el periodista<br />
con inquieta curiosidad.<br />
Le entraron entonces unas violentas ganas <strong>de</strong> conocer la opinión <strong>de</strong>l salón<br />
amarillo sobre <strong>los</strong> últimos acontecimientos. Concedía a ese grupo<br />
reaccionario una inteligencia mediana; pero sus dudas regresaban, se<br />
encontraba en una <strong>de</strong> esas horas en que uno pediría consejo a un niño <strong>de</strong><br />
cuatro años. No podía pensar en entrar en casa <strong>de</strong> su padre en ese<br />
momento, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la campaña que había hecho contra Granoux y <strong>los</strong><br />
otros. Subió, sin embargo, pensando en la singular pinta que tendría, si<br />
llegaban a sorpren<strong>de</strong>rlo en la escalera. Llegado a la puerta <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Rougon</strong>,<br />
sólo pudo captar un confuso rumor <strong>de</strong> voces.<br />
—Soy un crío —dijo—; el miedo me vuelve idiota.<br />
E iba a bajar, cuando oyó a su madre que acompañaba a la puerta a<br />
alguien. Casi ni le dio tiempo a lanzarse a un hueco oscuro formado por<br />
97