- Page 2 and 3: La Fortuna de los Rougon Émile Zol
- Page 4 and 5: Prólogo Quiero explicar cómo una
- Page 6 and 7: Capítulo 1 Cuando se sale de Plass
- Page 8 and 9: odeó con una empalizada; entró qu
- Page 10 and 11: seca silueta del chiquichaque monta
- Page 12 and 13: Era un muchacho de aire vigoroso, c
- Page 14 and 15: —Déjame —decía con una risa d
- Page 16 and 17: hecho sin espejo y a toda prisa, ad
- Page 18 and 19: Los chicos y chicas del pueblo, que
- Page 20 and 21: Silvère la estrechó con mayor dul
- Page 22 and 23: ingenuidad encantadoras—: ¡Ah!
- Page 24 and 25: En el punto donde comienzan los set
- Page 26 and 27: acentuaron, se parecieron a las pis
- Page 28 and 29: hallaron súbitamente iluminados po
- Page 30 and 31: campesinos del sur. Blandían al ca
- Page 32 and 33: Miette, empezó a subir por el talu
- Page 36 and 37: Capítulo 2 Plassans es una subpref
- Page 38 and 39: parlamentar un buen rato. El guardi
- Page 40 and 41: los cafés, los hoteles, los estanc
- Page 42 and 43: crudos. Contando apenas treinta añ
- Page 44 and 45: había decidido que Macquart había
- Page 46 and 47: amor ya más tranquilo de Macquart,
- Page 48 and 49: Pierre como los golpes de un dios v
- Page 50 and 51: sintiera agotado su valor. La desdi
- Page 52 and 53: había casado con Rougon, ciertamen
- Page 54 and 55: famélico de pasantes de notaría,
- Page 56 and 57: había colocado su pequeña fortuna
- Page 58 and 59: Este último golpe del destino fue
- Page 60 and 61: geométricamente, por así decirlo.
- Page 62 and 63: menor; él le acusaba más bien de
- Page 64 and 65: Pascal, su amor por la sombra, su d
- Page 66 and 67: ameados. El salón había adquirido
- Page 68 and 69: La revolución de 1848 encontró, p
- Page 70 and 71: que tarde o temprano haría volver
- Page 72 and 73: girar en torno a su marido, a aguij
- Page 74 and 75: ladrones, asesinos». No todos los
- Page 76 and 77: que irradió sobre toda Plassans. L
- Page 78 and 79: las mujeres no entienden nada de po
- Page 80 and 81: —¿Me ha entendido bien, padre? A
- Page 82 and 83: quince mil francos». Esta conversa
- Page 84 and 85:
ajaba la cabeza, tragándose sus l
- Page 86 and 87:
complaciente. Por lo demás, la opi
- Page 88 and 89:
—El príncipe Luis tiene muchas p
- Page 90 and 91:
Eugène que desconfiaran de Aristid
- Page 92 and 93:
Pascal comprendió que no tenía qu
- Page 94 and 95:
último, mediante el comandante Sic
- Page 96 and 97:
Al día siguiente, Félicité esper
- Page 98 and 99:
objeción. Habían recibido sin dud
- Page 100 and 101:
descompuesto él mismo el artículo
- Page 102 and 103:
habitación de un muerto. Se había
- Page 104 and 105:
—¡A fe mía, prefiero esto! —d
- Page 106 and 107:
de su puesto, se ofreció para pone
- Page 108 and 109:
Capítulo 4 Antoine Macquart regres
- Page 110 and 111:
y venir como un zarandillo? Ya me e
- Page 112 and 113:
pareja prosperaban. Antoine, recibi
- Page 114 and 115:
¿Quiere cien francos para salir de
- Page 116 and 117:
sin hacer nada. Su pereza no se hab
- Page 118 and 119:
galopín; pero el marido, traicione
- Page 120 and 121:
uscándoles pelea por nada, aunque
- Page 122 and 123:
acostumbrados a ver a su madre como
- Page 124 and 125:
conservadores en torno a sí, y adq
- Page 126 and 127:
su vergonzosa y sucia familia, pues
- Page 128 and 129:
y pidió llevárselo. Pierre estuvo
- Page 130 and 131:
de nuevo, como si la pobre vieja hu
- Page 132 and 133:
pequeño patio, situado detrás de
- Page 134 and 135:
A cada visita del joven se reproduc
- Page 136 and 137:
—He visto —decía— a esa sinv
- Page 138 and 139:
—¿Quién se lo ha dicho? No sabe
- Page 140 and 141:
por la noche, detrás del Palacio d
- Page 142 and 143:
para decir que no resistiría mucho
- Page 144 and 145:
No obstante, siguió mirando a su a
- Page 146 and 147:
El señor Garçonnet, por odio a la
- Page 148 and 149:
Garçonnet, seguido por dos guardia
- Page 150 and 151:
—¿Mataste al gendarme con el fus
- Page 152 and 153:
ocurría alguna vez volver al Jas-M
- Page 154 and 155:
Capítulo 5 A lo lejos se extendía
- Page 156 and 157:
Mientras tanto, Miette y Silvère m
- Page 158 and 159:
a la que una caricia puede desperta
- Page 160 and 161:
puedo ser tu mujer. Somos demasiado
- Page 162 and 163:
ignorante. Y esta rebelión de su s
- Page 164 and 165:
horas de Justin eran aquellas en qu
- Page 166 and 167:
infancia. Sus once años la empujab
- Page 168 and 169:
—¡Ah! ¡Vaya! —dijo riendo—,
- Page 170 and 171:
sus malos sueños de odios mudos. M
- Page 172 and 173:
Era ésa, en efecto, una alegría i
- Page 174 and 175:
omeaba, ponía un vozarrón, una vo
- Page 176 and 177:
eemplazara inmediatamente por su en
- Page 178 and 179:
Al día siguiente, en cuanto oyó a
- Page 180 and 181:
Al cabo de un silencio, fue, sin de
- Page 182 and 183:
tras el muro, y vio aparecer, por e
- Page 184 and 185:
experimentaban una emoción indefin
- Page 186 and 187:
de algunas hermosas noches todavía
- Page 188 and 189:
había dejado escapar hálitos más
- Page 190 and 191:
en la apacible cuenca cuya frescura
- Page 192 and 193:
piel, hinchando la tela; después s
- Page 194 and 195:
del horizonte. Los niños estaban c
- Page 196 and 197:
con su instinto femenino, adoraba l
- Page 198 and 199:
ternura una necesidad nueva, todav
- Page 200 and 201:
creyéndolo ganado para la causa re
- Page 202 and 203:
palas de cavador, los cañones bru
- Page 204 and 205:
uidos desgarradores del tiroteo, el
- Page 206 and 207:
llanura de Nores ascendían sordos
- Page 208 and 209:
Pero la lucha había acabado. La mu
- Page 210 and 211:
del salón amarillo estaba brillant
- Page 212 and 213:
pesar; dejaba allí ciento nueve fu
- Page 214 and 215:
edactores comenzaba con énfasis:
- Page 216 and 217:
—¿No me esperaba usted, verdad?
- Page 218 and 219:
admiración y el agradecimiento de
- Page 220 and 221:
tuvo la idea de esconderse. ¡Cómo
- Page 222 and 223:
sea devuelto. Ha salvado usted Plas
- Page 224 and 225:
marcha por las calles desiertas y l
- Page 226 and 227:
—¿Usted cree? —dijo Rougon que
- Page 228 and 229:
había desviado el rayo, pues? La c
- Page 230 and 231:
Aristide dijo que toda la ciudad ha
- Page 232 and 233:
esoplaba, exasperado por su herida,
- Page 234 and 235:
contado con un envío de tropas, y
- Page 236 and 237:
¿qué hacer? Granoux estuvo a punt
- Page 238 and 239:
Y les designaba otro punto del hori
- Page 240 and 241:
Aquellos señores estaban muertos d
- Page 242 and 243:
habían sido degollados. A las cuat
- Page 244 and 245:
tiempos en el arrabal, hurgó en el
- Page 246 and 247:
secreto de su correspondencia. Pero
- Page 248 and 249:
—¿Adónde vas? —preguntó su m
- Page 250 and 251:
anunciaba, en pocas palabras, el co
- Page 252 and 253:
persona desesperada, y se puso a so
- Page 254 and 255:
—¡Ay!, no te devolverá nada de
- Page 256 and 257:
espondió. Parecía reflexionar pro
- Page 258 and 259:
azos apoyados en las almohadas. Al
- Page 260 and 261:
—Apuesto a que no —dijo tranqui
- Page 262 and 263:
Entonces se cerró el trato. Felici
- Page 264 and 265:
amigos los rojos, y que esperaba a
- Page 266 and 267:
¡Bueno!, pues eres menos bruto de
- Page 268 and 269:
iban a intentar un golpe de mano de
- Page 270 and 271:
Hacia el anochecer, Antoine se alej
- Page 272 and 273:
Los guardias nacionales que se hab
- Page 274 and 275:
—¿Los has dejado? —preguntó F
- Page 276 and 277:
la delegación enviada la víspera
- Page 278 and 279:
Entonces aquellos señores hablaron
- Page 280 and 281:
El señor de Carnavant no respondi
- Page 282 and 283:
orgullo jamás había llegado a tan
- Page 284 and 285:
Rougon hizo un gesto de mal humor.
- Page 286 and 287:
pie ante la cama, desabrochada, con
- Page 288 and 289:
Balbucía, ardiendo en deseos de sa
- Page 290 and 291:
—No diga nada, pero tengo razones
- Page 292 and 293:
claridad resplandeciente de dos can
- Page 294 and 295:
Roure tenía esa mirada vacía. A l
- Page 296 and 297:
tierna dulzura! ¡Cómo los pálido
- Page 298 and 299:
ese momento, con beber la sangre ca
- Page 300 and 301:
En ese momento sintió en la sien e
- Page 302 and 303:
Émile Zola Émile Édouard Charles