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La fortuna de los Rougon - Emile Zola

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA

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<strong>Rougon</strong>, habría que conocer a <strong>los</strong> hombres que componen las<br />

corporaciones municipales <strong>de</strong> ciertas pequeñas ciuda<strong>de</strong>s. En Plassans, el<br />

alcal<strong>de</strong> tenía bajo su férula increíbles cerníca<strong>los</strong>, meros instrumentos <strong>de</strong><br />

una complacencia pasiva. Por ello, al no estar allí el señor Garçonnet, la<br />

máquina municipal tenía que estropearse y pertenecer a quienquiera que<br />

supiese apo<strong>de</strong>rarse <strong>de</strong> sus resortes. En ese momento, como el<br />

subprefecto había <strong>de</strong>jado la región, <strong>Rougon</strong> se encontraba con toda<br />

naturalidad, por la fuerza <strong>de</strong> las circunstancias, como único y absoluto<br />

dueño <strong>de</strong> la ciudad; crisis asombrosa, que ponía el po<strong>de</strong>r en manos <strong>de</strong> un<br />

hombre tarado, a quien, la víspera, ni uno <strong>de</strong> sus conciudadanos hubiera<br />

prestado cien francos.<br />

El primer acto <strong>de</strong> Pierre fue <strong>de</strong>clarar en sesión permanente a la comisión<br />

provisional. Después se ocupó <strong>de</strong> la reorganización <strong>de</strong> la guardia nacional,<br />

y consiguió poner en pie trescientos hombres; <strong>los</strong> ciento nueve fusiles que<br />

habían quedado en el cobertizo fueron distribuidos, lo cual elevó a ciento<br />

cincuenta el número <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres armados por la reacción; <strong>los</strong> otros<br />

ciento cincuenta guardias nacionales eran burgueses <strong>de</strong> buena voluntad y<br />

soldados <strong>de</strong> Sicardot. Cuando el comandante Roudier pasó revista al<br />

pequeño ejército en la plaza <strong>de</strong>l Ayuntamiento, quedó <strong>de</strong>solado al ver que<br />

<strong>los</strong> verduleros se reían por lo bajo; no todos tenían uniforme, y algunos se<br />

comportaban muy ridículamente, con su sombrero negro, su levita y su<br />

fusil. Pero, en el fondo, la intención era buena. Dejaron un retén en la<br />

alcaldía. El resto <strong>de</strong>l pequeño ejército se dispersó, por pelotones, en las<br />

diferentes puertas <strong>de</strong> la ciudad. Roudier se reservó el mando <strong>de</strong>l retén <strong>de</strong><br />

la puerta Gran<strong>de</strong>, la más amenazada.<br />

<strong>Rougon</strong>, que se sentía muy fuerte en ese momento, fue en persona a la<br />

calle Canquoin, para rogar a <strong>los</strong> gendarmes que se quedaran en el cuartel,<br />

que no se mezclaran en nada. Mandó, por lo <strong>de</strong>más, abrir las puertas <strong>de</strong> la<br />

gendarmería, cuyas llaves se habían llevado <strong>los</strong> insurgentes. Pero quería<br />

triunfar él solo, no tenía intención <strong>de</strong> que <strong>los</strong> gendarmes pudieran robarle<br />

parte <strong>de</strong> su gloria. Si tenía una imperiosa necesidad <strong>de</strong> el<strong>los</strong>, <strong>los</strong> llamaría.<br />

Y les explicó que su presencia, al irritar quizá a <strong>los</strong> obreros, no haría sino<br />

agravar la situación. El cabo lo felicitó mucho por su pru<strong>de</strong>ncia. Cuando se<br />

enteró <strong>de</strong> que había un hombre herido en el cuartel, <strong>Rougon</strong> quiso hacerse<br />

popular, pidió verlo. Encontró a Renga<strong>de</strong> acostado, con el ojo tapado con<br />

una venda, con sus gran<strong>de</strong>s bigotes que asomaban por las sábanas.<br />

Consoló, con hermosas frases sobre el <strong>de</strong>ber, al tuerto que renegaba y<br />

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