04.01.2019 Views

La fortuna de los Rougon - Emile Zola

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

espondió. Parecía reflexionar profundamente—. Eres una mujer<br />

inteligente —prosiguió él, para halagarla—; me equivoqué al ocultarte esto,<br />

lo reconozco…<br />

—No hablemos más <strong>de</strong> eso —respondió Felicité—. En mi opinión, si<br />

tuvieras mucho valor… —Y como él la miraba con aire ávido, se<br />

interrumpió; dijo, con una sonrisa—: Pero ¿me prometes en serio que no<br />

volverás a <strong>de</strong>sconfiar <strong>de</strong> mí? ¿Me lo dirás todo? ¿No obrarás sin<br />

consultarme?<br />

El juró, aceptó las condiciones más duras. Entonces Félicité se acostó a su<br />

vez; había cogido frío, se acercó mucho a él; y en voz baja, como si<br />

hubieran podido oírles, le explicó largamente su plan <strong>de</strong> campaña. Según<br />

ella, era preciso que el pánico soplara con más violencia en la ciudad y<br />

que Pierre conservase una actitud <strong>de</strong> héroe en medio <strong>de</strong> <strong>los</strong> consternados<br />

habitantes. Un secreto presentimiento, <strong>de</strong>cía, le hacía pensar que <strong>los</strong><br />

insurgentes estaban aún lejos. Por otra parte, tar<strong>de</strong> o temprano, el partido<br />

<strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n ganaría, y <strong>los</strong> <strong>Rougon</strong> serían recompensados. Después <strong>de</strong>l<br />

papel <strong>de</strong> salvadores, no era <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñable el papel <strong>de</strong> mártires. Lo hizo tan<br />

bien, habló con tanta convicción, que su marido, sorprendido al principio<br />

por la simplicidad <strong>de</strong> su plan, que consistía en manifestar audacia, acabó<br />

viendo en él una táctica maravil<strong>los</strong>a y prometió cumplirlo, mostrando todo<br />

el valor posible.<br />

—Y no olvi<strong>de</strong>s que soy yo quien te salva —murmuró la vieja, con voz<br />

mimosa—. ¿Serás bueno?<br />

Se besaron, se dieron las buenas noches. Fue un renacimiento para<br />

aquel<strong>los</strong> dos ancianos abrasados por la codicia. Pero ni uno ni otro se<br />

durmieron; al cabo <strong>de</strong> un cuarto <strong>de</strong> hora, Pierre, que miraba en el cielo<br />

raso una mancha redonda <strong>de</strong> la lamparilla, se volvió y, en voz muy baja,<br />

comunicó a su mujer una i<strong>de</strong>a que acababa <strong>de</strong> brotar en su cerebro.<br />

—¡Oh, no! ¡No! —murmuró Felicité con un estremecimiento—. Sería<br />

<strong>de</strong>masiado cruel.<br />

—¡Vaya! —prosiguió él—, ¿no quieres que <strong>los</strong> habitantes estén<br />

consternados?… Me tomarían en serio, si lo que te he dicho ocurriera…<br />

—Después, al completarse su proyecto, exclamo—: Podríamos utilizar a<br />

Macquart… Sería una manera <strong>de</strong> <strong>de</strong>sembarazarse <strong>de</strong> él.<br />

255

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!