04.01.2019 Views

La fortuna de los Rougon - Emile Zola

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

puedo ser tu mujer. Somos <strong>de</strong>masiado jóvenes. Tendría que esperar, y me<br />

moriría <strong>de</strong> vergüenza. Estás equivocado al rebelarte, te verás obligado a<br />

<strong>de</strong>jarme en cualquier esquina.<br />

Entonces Silvère, ya sin fuerzas, se echó a llorar. Los sollozos <strong>de</strong> un<br />

hombre tiene una sequedad <strong>de</strong>sconsoladora. Miette, asustada al sentir al<br />

pobre chico sacudido en sus brazos, le besó el rostro, olvidando que sus<br />

labios ardían. <strong>La</strong> culpa era suya. Era una boba al no haber podido soportar<br />

la punzante dulzura <strong>de</strong> una caricia. No sabía por qué había pensado en<br />

cosas tristes, en el mismo momento en que su enamorado la besaba como<br />

nunca había hecho aún. Y lo oprimía contra su pecho, para pedirle perdón<br />

por haberlo apenado. Los niños, llorando, apretándose en sus brazos<br />

inquietos, sumaban una <strong>de</strong>sesperación más a la <strong>de</strong> la oscura noche <strong>de</strong><br />

diciembre. A lo lejos, las campanas continuaban quejándose sin tregua,<br />

con voz más ja<strong>de</strong>ante.<br />

—Más vale morir —repetía Silvère entre sollozos—, más vale morir…<br />

—No llores más, perdóname —balbucía Miette—. Seré fuerte, haré lo que<br />

quieras.<br />

Cuando el joven se hubo enjugado las lágrimas, dijo:<br />

—Tienes razón, no po<strong>de</strong>mos regresar a Plassans. Pero no ha llegado la<br />

hora <strong>de</strong> ser cobar<strong>de</strong>. Si salimos vencedores <strong>de</strong> la lucha, iré a buscar a tía<br />

Di<strong>de</strong>, nos la llevaremos muy lejos. Si somos vencidos…<br />

Se <strong>de</strong>tuvo.<br />

—¿Si somos vencidos?… —repitió Miette suavemente.<br />

—Entonces, ¡Qué sea lo que Dios quiera! —continuo Silvère en voz más<br />

baja—. Yo ya no estaré aquí, sin duda, tú consolarás a la pobre vieja.<br />

Valdría más.<br />

—Sí, lo <strong>de</strong>cías hace un momento —murmuró la joven—, más vale morir.<br />

Ante este <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> muerte, se abrazaron más estrechamente. Miette<br />

contaba con morir con Silvère; éste sólo había hablado <strong>de</strong> sí mismo, pero<br />

ella notaba que la arrastraría con gozo a la tierra. Se amarían con más<br />

libertad que a plena luz. <strong>La</strong> tía Di<strong>de</strong> moriría también, e iría a reunirse con<br />

el<strong>los</strong>. Fue como un presentimiento rápido, un <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> extraña<br />

159

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!