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La fortuna de los Rougon - Emile Zola

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA

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Pascal comprendió que no tenía que <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r sus egoísmos <strong>de</strong> sabio. Su<br />

madre lo acusaba simplemente <strong>de</strong> no especular con la situación política.<br />

Se echó a reír, con cierta tristeza, y <strong>de</strong>svió la conversación. Nunca Felicité<br />

pudo inducirlo a calcular las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>los</strong> partidos, ni a enrolarse en<br />

el que parecía que iba a ganar. Sin embargo, continuó yendo <strong>de</strong> vez en<br />

cuando a pasar una velada en el salón amarillo. Granoux le interesaba<br />

como un animal antediluviano.<br />

Mientras tanto <strong>los</strong> acontecimientos seguían su marcha. El año 1851 fue,<br />

para <strong>los</strong> políticos <strong>de</strong> Plassans, un año <strong>de</strong> ansiedad y <strong>de</strong> pavor, <strong>de</strong> <strong>los</strong> que<br />

se benefició la causa secreta <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Rougon</strong>. De París llegaban las noticias<br />

más contradictorias; ora ganaban <strong>los</strong> republicanos, ora el partido<br />

conservador aplastaba a la República. El eco <strong>de</strong> las querellas que<br />

<strong>de</strong>sgarraban la Asamblea Legislativa llegaba al fondo <strong>de</strong> la provincia,<br />

aumentado un día, <strong>de</strong>bilitado al siguiente, cambiado hasta tal punto que<br />

<strong>los</strong> más clarivi<strong>de</strong>ntes avanzaban en plena oscuridad. <strong>La</strong> única sensación<br />

general era que se aproximaba el <strong>de</strong>senlace. Y era la ignorancia <strong>de</strong> ese<br />

<strong>de</strong>senlace lo que mantenía en una atolondrada inquietud a aquel pueblo<br />

<strong>de</strong> burgueses cobar<strong>de</strong>s. Todos <strong>de</strong>seaban acabar <strong>de</strong> una vez. Estaban<br />

enfermos <strong>de</strong> incertidumbre, se habrían arrojado en <strong>los</strong> brazos <strong>de</strong>l Gran<br />

Turco si el Gran Turco se hubiera dignado salvar a Francia <strong>de</strong> la anarquía.<br />

<strong>La</strong> sonrisa <strong>de</strong>l marqués se agudizaba. Por la tar<strong>de</strong>, en el salón amarillo,<br />

cuando el espanto volvía indistintos <strong>los</strong> gruñidos <strong>de</strong> Granoux, se acercaba<br />

a Félicité y le <strong>de</strong>cía al oído:<br />

—Vamos, pequeña, el fruto está maduro… Pero tienes que hacerte útil.<br />

A menudo Félicité, que seguía leyendo las cartas <strong>de</strong> Eugène, y que sabía<br />

que, <strong>de</strong> un día para otro, podía producirse una crisis <strong>de</strong>cisiva, había<br />

comprendido esa necesidad: hacerse útil, y se había preguntado <strong>de</strong> qué<br />

forma <strong>los</strong> <strong>Rougon</strong> se esforzarían por ello. Acabó por consultar al marqués.<br />

—Todo <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> acontecimientos —respondió el viejecito—. Si este<br />

<strong>de</strong>partamento permanece en calma, si una insurrección no espanta a<br />

Plassans, os será difícil poneros en primer plano y prestar servicios al<br />

nuevo Gobierno. Os aconsejo entonces que os quedéis en casa y que<br />

esperéis en santa paz <strong>los</strong> beneficios <strong>de</strong> vuestro hijo Eugène. Pero, si el<br />

pueblo se levanta y nuestros buenos burgueses se creen amenazados,<br />

habrá que <strong>de</strong>sempeñar un lindo papel. Tu marido es un poco tosco…<br />

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