04.01.2019 Views

La fortuna de los Rougon - Emile Zola

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

piel, hinchando la tela; <strong>de</strong>spués se revolcaba en las superficies muertas,<br />

como una gata sobre una alfombra; e iba <strong>de</strong>l agua luminosa, don<strong>de</strong> se<br />

bañaba la luna, al agua negra, ensombrecida por el follaje, con escalofríos,<br />

como si hubiera abandonado una llanura soleada y sentido el frío <strong>de</strong> las<br />

ramas caerle sobre la nuca.<br />

Ahora se apartaba para <strong>de</strong>svestirse, se escondía. En el agua, guardaba<br />

silencio; no quería ya que Silvère la tocase; se <strong>de</strong>slizaba suavemente a su<br />

lado, nadando con el ruidito <strong>de</strong> un pájaro cuyo vuelo cruza un zarzal; o a<br />

veces daba vueltas en torno a él, presa <strong>de</strong> vagos temores que no se<br />

explicaba. También él se alejaba, cuando rozaba uno <strong>de</strong> sus miembros. El<br />

río tenía ya sólo para el<strong>los</strong> una embriaguez muelle, un embotamiento<br />

voluptuoso que <strong>los</strong> turbaba extrañamente. Cuando salían <strong>de</strong>l baño, sobre<br />

todo, experimentaban somnolencias, vahídos. Estaban como agotados.<br />

Miette tardaba una hora larga en vestirse. Al principio se ponía sólo la<br />

blusa y una falda; luego se quedaba allí, extendida en la hierba,<br />

quejándose <strong>de</strong> cansancio, llamando a Silvère, que se hallaba a unos<br />

pasos, la cabeza vacía, <strong>los</strong> miembros llenos <strong>de</strong> extraña y excitante lasitud.<br />

Y, al regreso, había más ardor en su abrazo, sentían mejor, a través <strong>de</strong><br />

sus ropas, su cuerpo flexible por el baño, se <strong>de</strong>tenían lanzando gran<strong>de</strong>s<br />

suspiros. El moño enorme <strong>de</strong> Miette, todavía muy húmedo, su nuca, sus<br />

hombros tenían un aroma fresco, un olor puro, que acababan <strong>de</strong><br />

embriagar al joven. <strong>La</strong> niña, felizmente, <strong>de</strong>claró una noche que no tomaría<br />

más baños, que el agua fría hacía que la sangre se le subiese a la cabeza.<br />

Sin duda dio esta razón con toda verdad, con toda inocencia.<br />

Reanudaron sus largas conversaciones. En el espíritu <strong>de</strong> Silvère sólo<br />

perduró, <strong>de</strong>l peligro que acababan <strong>de</strong> correr sus amores ignorantes, una<br />

gran admiración por el vigor físico <strong>de</strong> Miette. En quince días había<br />

aprendido a nadar, y a menudo, cuando competían en velocidad, la había<br />

visto cortar la corriente con un brazo tan rápido como el suyo. Él, que<br />

adoraba la fuerza, <strong>los</strong> ejercicios corporales, sentía su corazón enternecido<br />

al verla tan fuerte, tan po<strong>de</strong>rosa y hábil <strong>de</strong> cuerpo. Se apo<strong>de</strong>raba <strong>de</strong> su<br />

corazón un singular aprecio por sus robustos brazos. Una noche, <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> uno <strong>de</strong> esos primeros baños que <strong>los</strong> <strong>de</strong>jaban tan risueños, se habían<br />

agarrado por la cintura, en una banda <strong>de</strong> arena, y durante largos minutos<br />

habían luchado, sin que Silvère consiguiera <strong>de</strong>rribar a Miette; luego, al<br />

per<strong>de</strong>r el equilibrio el joven, la niña había quedado en pie. Su enamorado<br />

la trataba como a un chico, y fueron esas marchas forzadas, esas carreras<br />

locas a través <strong>de</strong> <strong>los</strong> prados, esos nidos encontrados en las copas <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

191

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!