04.01.2019 Views

La fortuna de los Rougon - Emile Zola

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

disculparla. Hacía varios meses que había puesto sus miradas en la hija<br />

<strong>de</strong> un comerciante <strong>de</strong> aceites, Félicité Puech. <strong>La</strong> casa Puech y <strong>La</strong>camp,<br />

cuyos almacenes se encontraban en una <strong>de</strong> las callejas más negras <strong>de</strong>l<br />

barrio viejo, estaba lejos <strong>de</strong> ser próspera. Tenía un crédito dudoso en la<br />

plaza, se hablaba vagamente <strong>de</strong> quiebra. Justamente a causa <strong>de</strong> esos<br />

ma<strong>los</strong> rumores <strong>Rougon</strong> apuntó sus baterías hacia ese lado. Jamás un<br />

comerciante acomodado le habría entregado a su hija. Contaba con<br />

aparecer cuando el viejo Puech ya no supiera por dón<strong>de</strong> salir, comprarle a<br />

Félicité y levantar a continuación la casa con su inteligencia y su energía.<br />

Era una forma hábil <strong>de</strong> subir un escalón, <strong>de</strong> elevarse un paso por encima<br />

<strong>de</strong> su clase. Quería, ante todo, huir <strong>de</strong> aquel horrible arrabal don<strong>de</strong> se<br />

chismorreaba sobre su familia, hacer olvidar las sucias leyendas, borrando<br />

hasta el nombre <strong>de</strong>l cercado <strong>de</strong> <strong>los</strong> Fouque. Por eso las calles apestosas<br />

<strong>de</strong>l barrio viejo le parecían un paraíso. Sólo allí podía cambiar <strong>de</strong> vida.<br />

Pronto llegó el momento que acechaba. <strong>La</strong> casa Puech y <strong>La</strong>camp<br />

agonizaba. El joven negoció entonces su boda con pru<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>streza. Fue<br />

acogido, si no como un salvador, al menos como un recurso necesario y<br />

aceptable. Decidida la boda, se ocupó activamente <strong>de</strong> la venta <strong>de</strong>l<br />

cercado. El propietario <strong>de</strong>l Jas-Meiffren, <strong>de</strong>seoso <strong>de</strong> redon<strong>de</strong>ar sus tierras,<br />

ya le había hecho ofertas en varias ocasiones; sólo un muro medianero,<br />

bajo y <strong>de</strong>lgado, separaba las dos fincas. Pierre especuló con <strong>los</strong> <strong>de</strong>seos<br />

<strong>de</strong> su vecino, hombre muy rico que, para satisfacer su capricho, llegó a dar<br />

cincuenta mil francos por el cercado. Era pagarlo por el doble <strong>de</strong> su valor.<br />

Por otra parte, Pierre se hacía <strong>de</strong> rogar con una socarronería <strong>de</strong><br />

campesino, diciendo que no quería ven<strong>de</strong>r, que su madre no consentiría<br />

jamás en <strong>de</strong>shacerse <strong>de</strong> una propiedad en la que <strong>los</strong> Fouque, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía<br />

dos sig<strong>los</strong>, habían vivido <strong>de</strong> padres a hijos. Al tiempo que parecía vacilar,<br />

preparaba la venta. Le habían sobrevenido algunas inquietu<strong>de</strong>s. Según su<br />

lógica brutal, el cercado le pertenecía, tenía <strong>de</strong>recho a disponer <strong>de</strong> él a su<br />

gusto. Sin embargo, en el fondo <strong>de</strong> esta seguridad, se agitaba el vago<br />

presentimiento <strong>de</strong> las complicaciones <strong>de</strong>l Código. Se <strong>de</strong>cidió a consultar<br />

indirectamente a un ujier <strong>de</strong>l arrabal.<br />

Se enteró <strong>de</strong> buenas. Según el ujier, tenía las manos totalmente atadas.<br />

Sólo su madre podía enajenar el cercado, cosa que le parecía dudosa.<br />

Pero lo que ignoraba, lo que fue para él un mazazo, era que Ursule y<br />

Antoine, <strong>los</strong> bastardos, <strong>los</strong> lobeznos, tenían <strong>de</strong>rechos sobre aquella finca.<br />

¡Cómo! ¡Aquel<strong>los</strong> canallas iban a <strong>de</strong>spojarlo, a robarlo, a él, el hijo<br />

legítimo! <strong>La</strong>s explicaciones <strong>de</strong>l ujier eran claras y precisas: Adélaï<strong>de</strong> se<br />

50

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!