04.01.2019 Views

La fortuna de los Rougon - Emile Zola

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

A cada visita <strong>de</strong>l joven se reproducían las mismas escenas. Llegaba, por la<br />

noche, durante la cena <strong>de</strong> la familia Macquart. El padre engullía un guiso<br />

<strong>de</strong> patatas refunfuñando. Escogía <strong>los</strong> trozos <strong>de</strong> tocino, y seguía con <strong>los</strong><br />

ojos la fuente, cuando ésta pasaba a las manos <strong>de</strong> Jean y <strong>de</strong> Gervaise.<br />

—Ya ves, Silvère —<strong>de</strong>cía con una rabia sorda que ocultaba mal bajo un<br />

aire <strong>de</strong> indiferencia irónica—, otra vez patatas, ¡siempre patatas! No<br />

comemos más que eso. <strong>La</strong> carne es para <strong>los</strong> ricos. No hay dinero que<br />

llegue, con hijos que tienen un apetito <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> diab<strong>los</strong>.<br />

Gervaise y Jean bajaban la nariz sobre su plato, sin atreverse ya a<br />

cortarse pan. Silvère, que vivía en el cielo <strong>de</strong> su sueño, no se daba cuenta<br />

para nada <strong>de</strong> la situación. Pronunciaba con voz tranquila estas palabras<br />

preñadas <strong>de</strong> tormenta:<br />

—Pero, tío, <strong>de</strong>bería usted trabajar.<br />

—¡Ah, sí! —reía burlón Macquart, tocado en lo más vivo—, quieres que<br />

trabaje, ¿no?, para que esos bribones ricos especulen aún más conmigo.<br />

Ganaría a lo mejor un franco para arruinarme la salud. ¡Pues sí que vale la<br />

pena!<br />

—Uno gana lo que pue<strong>de</strong> —respondía el joven—. Un franco es un franco,<br />

y eso ayuda en una casa… A<strong>de</strong>más, usted es un ex soldado, ¿por qué no<br />

busca un empleo?<br />

Fine intervenía entonces, con un aturdimiento <strong>de</strong>l que se arrepentía pronto.<br />

—Es lo que le repito todos <strong>los</strong> días —<strong>de</strong>cía—. Por ejemplo, el inspector <strong>de</strong>l<br />

mercado necesita un ayudante; yo le he hablado <strong>de</strong> mi marido, parece<br />

bien dispuesto hacia nosotros…<br />

Macquart la interrumpía fulminándola con una mirada.<br />

—¡Eh!, cállate —rezongaba con cólera contenida—. ¡Estas mujeres no<br />

saben lo que dicen! No me querrían. Conocen <strong>de</strong>masiado bien mis<br />

opiniones.<br />

A cada puesto que le ofrecían, caía así en una irritación profunda. No<br />

cesaba, no obstante, <strong>de</strong> pedir empleos, sin perjuicio <strong>de</strong> rechazar <strong>los</strong> que le<br />

encontraban, alegando las más singulares razones. Cuando le pinchaban<br />

sobre este punto, se volvía terrible.<br />

133

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!