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La fortuna de los Rougon - Emile Zola

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA

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Capítulo 3<br />

En Plassans, esta ciudad cerrada don<strong>de</strong> la división <strong>de</strong> clases se hallaba<br />

tan netamente marcada en 1848, la repercusión <strong>de</strong> <strong>los</strong> acontecimientos<br />

políticos era muy sorda. Incluso hoy día, la voz <strong>de</strong>l pueblo se ahoga allí; la<br />

burguesía aporta su pru<strong>de</strong>ncia, la nobleza su muda <strong>de</strong>sesperación, el clero<br />

su fina hipocresía. Aunque <strong>los</strong> reyes se roben un trono o se fun<strong>de</strong>n<br />

repúblicas, la ciudad apenas se agita. En Plassans duermen cuando en<br />

París luchan. Pero, por muy calma e indiferente que aparezca la superficie,<br />

hay, en el fondo, un laboreo oculto muy curioso <strong>de</strong> estudiar. Si <strong>los</strong> disparos<br />

<strong>de</strong> fusil son raros en las calles, las intrigas <strong>de</strong>voran <strong>los</strong> salones <strong>de</strong> la<br />

ciudad nueva y <strong>de</strong>l barrio <strong>de</strong> San Marcos. Hasta 1830, el pueblo no contó.<br />

Todavía hoy se obra como si no existiera. Todo pasa entre el clero, la<br />

nobleza y la burguesía. Los sacerdotes, muy numerosos, dan el tono a la<br />

política <strong>de</strong>l lugar; son minas subterráneas, golpes en la sombra, una<br />

táctica sabia y temerosa que apenas permite dar un paso hacia <strong>de</strong>lante o<br />

hacia atrás cada diez años. Estas luchas secretas <strong>de</strong> hombres que quieren<br />

ante todo evitar el ruido exigen una finura particular, una aptitud para las<br />

cosas pequeñas, una paciencia <strong>de</strong> gente <strong>de</strong>sprovista <strong>de</strong> pasiones. Y así<br />

es como la lentitud provinciana, <strong>de</strong> la que se burlan <strong>de</strong> buena gana en<br />

París, está llena <strong>de</strong> traiciones, <strong>de</strong> pa<strong>los</strong> taimados, <strong>de</strong> <strong>de</strong>rrotas y victorias<br />

ocultas. Esos bonachones, sobre todo cuando sus intereses están en<br />

juego, matan a domicilio, a papirotazos, como nosotros matamos a<br />

cañonazos, en la plaza pública.<br />

<strong>La</strong> historia política <strong>de</strong> Plassans, al igual que la <strong>de</strong> todas las pequeñas<br />

ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Provenza, ofrece una curiosa particularidad. Hasta 1830, <strong>los</strong><br />

habitantes siguieron siendo católicos practicantes y fervientes<br />

monárquicos; el propio pueblo no quería saber sino <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> sus reyes<br />

legítimos. Después se produjo un extraño viraje; la fe <strong>de</strong>sapareció, la<br />

población obrera y burguesa, <strong>de</strong>sertando <strong>de</strong> la causa <strong>de</strong> la legitimidad, se<br />

entregó poco a poco al gran movimiento <strong>de</strong>mocrático <strong>de</strong> nuestra época.<br />

Cuando la revolución <strong>de</strong> 1848 estalló, la nobleza y el clero se encontraron<br />

so<strong>los</strong> para trabajar por el triunfo <strong>de</strong> Enrique V [2] . Durante mucho tiempo<br />

habían mirado el advenimiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> Orleáns como un ensayo ridículo<br />

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