04.01.2019 Views

La fortuna de los Rougon - Emile Zola

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

que irradió sobre toda Plassans. <strong>La</strong> táctica <strong>de</strong>l marqués, que se quedaba<br />

en segundo plano, hizo que se tuviera a <strong>Rougon</strong> por el jefe <strong>de</strong> la banda.<br />

<strong>La</strong>s reuniones se celebraban en su casa, lo cual bastaba a <strong>los</strong> ojos poco<br />

clarivi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> la mayoría para ponerlo a la cabeza <strong>de</strong>l grupo y señalarlo<br />

a la atención pública. Se le atribuyó toda la tarea; se le creyó el principal<br />

artífice <strong>de</strong> aquel movimiento que, poco a poco, <strong>de</strong>volvía al partido<br />

conservador a <strong>los</strong> republicanos entusiastas <strong>de</strong> la víspera. Hay ciertas<br />

situaciones <strong>de</strong> las que se benefician sólo <strong>los</strong> tarados. Éstos fundan su<br />

<strong>fortuna</strong> allá don<strong>de</strong> hombres mejor situados y más influyentes no se habrían<br />

atrevido a arriesgar la suya. Ciertamente, Roudier, Granoux y <strong>los</strong> <strong>de</strong>más,<br />

por su posición <strong>de</strong> hombres ricos y respetados, parecían tener que ser<br />

preferidos mil veces a Pierre como jefes activos <strong>de</strong>l partido conservador.<br />

Pero ninguno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> habría consentido en hacer <strong>de</strong> su salón un centro<br />

político; sus convicciones no iban hasta comprometerse abiertamente; en<br />

resumen, no eran sino gritones, comadres <strong>de</strong> provincia que accedían a<br />

chismorrear en casa <strong>de</strong> un vecino contra la República, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento<br />

en que el vecino cargaba con la responsabilidad <strong>de</strong> sus chismorreos. <strong>La</strong><br />

partida era <strong>de</strong>masiado incierta. Para jugarla, en la burguesía <strong>de</strong> Plassans,<br />

estaban sólo <strong>los</strong> <strong>Rougon</strong>, esos gran<strong>de</strong>s apetitos insatisfechos y lanzados a<br />

resoluciones extremas.<br />

En abril <strong>de</strong> 1849, Eugène <strong>de</strong>jó repentinamente París y vino a pasar quince<br />

días con su padre. Nunca se conoció bien el objetivo <strong>de</strong> este viaje. Hay<br />

que creer que Eugène vino a tantear su ciudad natal para saber si<br />

presentaría con éxito su candidatura <strong>de</strong> representante a la Asamblea<br />

Legislativa, que iba a reemplazar próximamente a la Constituyente. Era<br />

<strong>de</strong>masiado fino para arriesgarse a un fracaso. Sin duda la opinión pública<br />

le pareció poco favorable, pues se abstuvo <strong>de</strong> toda tentativa. Se ignoraba,<br />

por lo <strong>de</strong>más, en Plassans, lo que había sido <strong>de</strong> él, qué hacía en París. A<br />

su llegada, lo encontraron menos gordo, menos dormido. Lo ro<strong>de</strong>aron,<br />

trataron <strong>de</strong> hacerle hablar. Fingió ignorancia, sin entregarse, forzando a <strong>los</strong><br />

otros a hacerlo. Unas mentes más ágiles habrían encontrado, bajo su<br />

aparente gandulería, una gran preocupación por las opiniones políticas.<br />

Parecía son<strong>de</strong>ar el terreno más para un partido que por propia cuenta.<br />

Aunque hubiera renunciado a toda esperanza personal, no por ello <strong>de</strong>jó <strong>de</strong><br />

quedarse en Plassans hasta fin <strong>de</strong> mes, muy asiduo sobre todo a las<br />

reuniones <strong>de</strong>l salón amarillo. Des<strong>de</strong> el primer timbrazo, se sentaba en el<br />

vano <strong>de</strong> una ventana, lo más lejos posible <strong>de</strong> la lámpara. Se quedaba allí<br />

toda la velada, la barbilla en la palma <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong>recha, escuchando<br />

75

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!