04.01.2019 Views

La fortuna de los Rougon - Emile Zola

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

El joven, blanco como el papel, interrumpía bruscamente a su tío.<br />

—¡Basta! —gritaba—, no quiero saber más. Todo eso tiene que acabar.<br />

—Me callo, ya que te contraría —proseguía el viejo tunante, haciéndose el<br />

bondadoso—. Sin embargo, hay cosas que no <strong>de</strong>bes ignorar, a menos que<br />

quieras hacer el papel <strong>de</strong> imbécil.<br />

Macquart, al tiempo que se esforzaba por lanzar a Silvère contra <strong>los</strong><br />

<strong>Rougon</strong>, saboreaba un gozo exquisito al ver asomar lágrimas <strong>de</strong> dolor a<br />

<strong>los</strong> ojos <strong>de</strong>l joven. Lo <strong>de</strong>testaba quizá más que a <strong>los</strong> otros, porque era un<br />

excelente operario y no bebía jamás. Por eso aguzaba sus más<br />

rebuscadas cruelda<strong>de</strong>s para inventar mentiras atroces que herían al pobre<br />

chico en el corazón; disfrutaba entonces con su pali<strong>de</strong>z, con el temblor <strong>de</strong><br />

sus manos, con sus miradas afligidas, con la voluptuosidad <strong>de</strong> un espíritu<br />

maligno que calcula sus golpes y que ha alcanzado a su víctima en el sitio<br />

justo. Después, cuando creía haber herido y exasperado a Silvère<br />

suficientemente, abordaba por fin la política.<br />

—Me han asegurado —<strong>de</strong>cía bajando la voz— que <strong>los</strong> <strong>Rougon</strong> preparan<br />

una mala jugada.<br />

—¿Una mala jugada? —interrogaba Silvère, atento <strong>de</strong> pronto.<br />

—Sí, van a coger, una <strong>de</strong> estas noches, a todos <strong>los</strong> buenos ciudadanos <strong>de</strong><br />

la ciudad y a meter<strong>los</strong> en la cárcel.<br />

El joven empezaba dudando. Pero su tío daba <strong>de</strong>talles concretos: hablaba<br />

<strong>de</strong> listas redactadas, nombraba a las personas que se encontraban en<br />

esas listas, indicaba <strong>de</strong> qué manera, a qué hora y en qué circunstancias se<br />

ejecutaría el complot. Poco a poco, Silvère se <strong>de</strong>jaba convencer por aquel<br />

cuento <strong>de</strong> vieja, y pronto <strong>de</strong>svariaba contra <strong>los</strong> enemigos <strong>de</strong> la República.<br />

—¡A el<strong>los</strong> —gritaba—, a el<strong>los</strong> <strong>de</strong>beríamos reducir a la impotencia, si<br />

siguen traicionando al país! ¿Y qué piensan hacer con <strong>los</strong> ciudadanos que<br />

<strong>de</strong>tengan?<br />

—¡Qué piensan hacer! —respondía Macquart con una risita seca—. Pues<br />

<strong>los</strong> fusilarán en las mazmorras <strong>de</strong> las cárceles. —Y como el joven, atónito<br />

<strong>de</strong> horror, lo miraba sin po<strong>de</strong>r encontrar una palabra—: Y no serán <strong>los</strong><br />

primeros en ser asesinados —continuaba—. No tienes más que ir a rondar<br />

138

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!