04.01.2019 Views

La fortuna de los Rougon - Emile Zola

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA

Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

¡Bueno!, pues eres menos bruto <strong>de</strong> lo que creía. ¿Es que abres las cartas,<br />

como alguien a quien yo conozco?<br />

—No, pero escucho <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las puertas —respondió Aristi<strong>de</strong> con gran<br />

aplomo.<br />

Esta franqueza no <strong>de</strong>sagradó a la anciana. Volvió a sonreír, y mas dulce:<br />

—Entonces, bobalicón —preguntó—, ¿cómo se explica que no te hayas<br />

aliado con nosotros antes?<br />

—¡Ah!, ésa es la cosa —dijo el joven, cortado—. No tenía gran confianza<br />

en uste<strong>de</strong>s. Recibían a tales animales: ¡mi suegro, Granoux y <strong>los</strong><br />

<strong>de</strong>más!… Y a<strong>de</strong>más no quería comprometerme <strong>de</strong>masiado… —Vacilaba.<br />

Prosiguió con voz inquieta—: Hoy, ¿está usted bien segura <strong>de</strong>l éxito <strong>de</strong>l<br />

golpe <strong>de</strong> Estado?<br />

—¿Yo? —exclamó Felicité, a quien las dudas <strong>de</strong> su hijo herían—, yo no<br />

estoy segura <strong>de</strong> nada.<br />

—Sin embargo, me ha mandado <strong>de</strong>cir que me quitara el cabestrillo.<br />

—Sí, porque todos esos señores se burlan <strong>de</strong> ti. —Aristi<strong>de</strong> se quedó<br />

plantado sobre <strong>los</strong> pies, con la mirada perdida, contemplando en<br />

apariencia uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> rameados <strong>de</strong>l papel naranja. A su madre la asaltó<br />

una brusca impaciencia al verlo tan vacilante—. Mira —dijo—, vuelvo a mi<br />

primera opinión: no eres muy listo. ¡Y hubieses querido que te <strong>de</strong>járamos<br />

leer las cartas <strong>de</strong> Eugène! Pero, <strong>de</strong>sgraciado, con tus continuas<br />

incertidumbres lo habrías estropeado todo. Ahí estás vacilando…<br />

—¿Vacilando yo? —interrumpió él, dirigiendo a su madre una mirada clara<br />

y fría—. ¡Ah!, bueno, usted no me conoce. Pren<strong>de</strong>ría fuego a la ciudad si<br />

tuviera ganas <strong>de</strong> calentarme <strong>los</strong> pies. ¡Pero ya compren<strong>de</strong>rá que no quiero<br />

equivocarme <strong>de</strong> camino! Estoy cansado <strong>de</strong> comer pan duro, y pienso<br />

burlar a la <strong>fortuna</strong>. Sólo jugaré sobre seguro.<br />

Había pronunciado estas palabras con tal avi<strong>de</strong>z que su madre, en aquel<br />

apetito ardiente <strong>de</strong> éxito, reconoció el grito <strong>de</strong> su sangre. Murmuró:<br />

—Tu padre tiene mucho valor.<br />

—Sí, ya lo he visto —prosiguió él riendo burlón—. Tiene una magnífica<br />

265

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!