La fortuna de los Rougon - Emile Zola
Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes. ÉMILE ZOLA
Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio. Y el primer episodio, La fortuna de los Rougon, debe llamarse con su título científico: Los orígenes.
ÉMILE ZOLA
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<strong>los</strong> campesinos, leen <strong>los</strong> periódicos, se pasean <strong>los</strong> domingos con sus<br />
esposas. Son <strong>los</strong> espíritus avanzados <strong>de</strong>l lugar, <strong>los</strong> únicos que se permiten<br />
reír al hablar <strong>de</strong> las murallas; incluso varios <strong>de</strong> el<strong>los</strong> han reclamado <strong>de</strong> «<strong>los</strong><br />
ediles» la <strong>de</strong>molición <strong>de</strong> esas viejas fortificaciones, «vestigio <strong>de</strong> otra<br />
época». Por lo <strong>de</strong>más, <strong>los</strong> más escépticos <strong>de</strong> el<strong>los</strong> sienten una violenta<br />
conmoción <strong>de</strong> gozo cada vez que un marqués o un con<strong>de</strong> acce<strong>de</strong>n a<br />
honrar<strong>los</strong> con un leve saludo. El sueño <strong>de</strong> todo burgués <strong>de</strong> la ciudad<br />
nueva es ser admitido en un salón <strong>de</strong>l barrio <strong>de</strong> San Marcos. Saben<br />
perfectamente que ese sueño es irrealizable, y eso es lo que les hace<br />
gritar muy alto que son librepensadores, librepensadores sólo <strong>de</strong> palabra,<br />
muy amigos <strong>de</strong> la autoridad, que se arrojan en brazos <strong>de</strong>l primer salvador<br />
al menor rugido <strong>de</strong>l pueblo. El grupo que trabaja y vegeta en el barrio viejo<br />
no está tan netamente <strong>de</strong>terminado. El pueblo, <strong>los</strong> obreros, están en<br />
mayoría; pero también se encuentran pequeños <strong>de</strong>tallistas e incluso<br />
algunos gran<strong>de</strong>s negociantes. A <strong>de</strong>cir verdad, Plassans está lejos <strong>de</strong> ser<br />
un centro comercial; se trafica lo justo para <strong>de</strong>sembarazarse <strong>de</strong> las<br />
producciones <strong>de</strong> la región, aceites, vinos, almendras. En cuanto a la<br />
industria, está apenas representada por tres o cuatro curtidurías que<br />
apestan una <strong>de</strong> las calles <strong>de</strong>l barrio viejo, manufacturas <strong>de</strong> sombreros <strong>de</strong><br />
fieltro y una fábrica <strong>de</strong> jabón relegada a un rincón <strong>de</strong>l arrabal. Este<br />
mundillo comercial e industrial, aunque frecuenta, en días señalados, a <strong>los</strong><br />
burgueses <strong>de</strong> la ciudad nueva, vive sobre todo en medio <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
trabajadores <strong>de</strong> la ciudad vieja. Comerciantes, <strong>de</strong>tallistas, obreros, tienen<br />
intereses comunes que <strong>los</strong> unen en una sola familia. Sólo el domingo <strong>los</strong><br />
patronos se lavan las manos y hacen rancho aparte. Por lo <strong>de</strong>más, la<br />
población obrera, que apenas llega a un quinto, se pier<strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
ociosos <strong>de</strong> la comarca.<br />
Una sola vez a la semana, durante el buen tiempo, <strong>los</strong> tres barrios <strong>de</strong><br />
Plassans se encuentran cara a cara. Toda la ciudad se encamina al paseo<br />
Sauvaire, el domingo, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las vísperas; hasta <strong>los</strong> mismos nobles<br />
se aventuran. Pero, en esa especie <strong>de</strong> bulevar plantado con dos hileras <strong>de</strong><br />
plátanos, se establecen tres corrientes muy distintas. Los burgueses <strong>de</strong> la<br />
ciudad nueva se limitan a pasar; salen por la puerta Gran<strong>de</strong> y cogen, a la<br />
<strong>de</strong>recha, la avenida <strong>de</strong> la Explanada, a lo largo <strong>de</strong> la cual van y vienen<br />
hasta la caída <strong>de</strong> la noche. Durante ese tiempo, la nobleza y el pueblo se<br />
reparten el paseo Sauvaire. Des<strong>de</strong> hace más <strong>de</strong> un siglo, la nobleza ha<br />
elegido la acera situada al sur, bor<strong>de</strong>ada por una fila <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s<br />
mansiones y que es la primera en ser abandonada por el sol; el pueblo ha<br />
tenido que contentarse con la otra acera, la <strong>de</strong>l norte, don<strong>de</strong> se encuentran<br />
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