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ella representa. La imagen del naufragio no es el naufragio.
La imagen de la enfermedad no es la enfermedad. La
representación (luctuosa) no es, puesto que consiste en
una mera representación, esa realidad luctuosa que pretende
representar.
En otro lugar75 propuse una interpretación de esta fórmula
bastante diferente de la que aporto ahora. En vez de
traducir to phainomenon como «el objeto tal como se presenta
en la representación luctuosa», y por tanto percibido
bajo un aspecto funesto, traducia entonces esta palabra,
siguiendo a Bonhoffer76, como: «El objeto tal como se presenta
realmente», es decir, el objeto tal como lo ofrece
una representación ajustada, objetiva y comprensiva: «No
eres más que una representación, no el objeto tal como
se presenta realmente». Ahora creo que to phainomenon
no corresponde a la idea de un «objeto percibido en una
representación comprensiva», que se opondría a la «representación
subjetiva» llamada phantasia (se trataría de un
problema de crítica de las representaciones que sólo podría
solucionarse en una segunda etapa, tras «examinar sus
papeles», como diría Epicteto); pero en esta primera etapa
pienso que to phainomenon se refiere al objeto que la representación
muestra como luctuoso o aterrador, considerado
diferente de la propia representación. La primera etapa
consiste, así, en amortiguar la violencia del choque diciéndose
uno: la representación de esta desgracia me preocupa;
71 P. Hadot, La Citadeüc intmeure. op. di., p. 129.
7‘ A. Bonhbffer, Epiktet und die Stoa. Sruttgart. Frommann-Holzboog, 1968, p. 143.
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