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al igual que Séneca, a quien Nerón obligó por entonces a
suicidarse, no participó en la rebelión19. Pero, según cuenta
Tácito, fue condenado al destierro a causa de su prestigio:
«Compartía con los jóvenes el interés por el estudio
de la sabiduría»20. Además, pertenecía a la familia de
Rubelio Plauto, a quien había dado clases de filosofía y
cuyo nombre sonaba como eventual sucesor de Nerón. El
entorno de Nerón reprochaba por otra parte a ese Plauto
su arrogancia, característica de los estoicos y caldo de
cultivo de los espíritus sediciosos. Musonio sería, así pues,
desterrado por Nerón en el año 65 a la isla de Giaros, lugar
considerado particularmente penoso. Fue de nuevo llamado
a Roma en el año 69, tras la muerte de Nerón, probablemente
por el emperador Galba. El historiador Tácito se
burlaba de Musonio y de su filosofía contando el episodio
que vivió cuando quiso, en un momento especialmente difícil
de la guerra civil, arengar a los soldados mediante una
disertación sobre los beneficios de la paz y los peligros de
la guerra: «Suscitó muchas risas y un hartazgo mucho mayor,
y no faltaron soldados que estuvieron a punto de tirarlo
al suelo y pisotearlo si, cediendo ante el juicio de los más
moderados y las amenazas de los demás, no hubiera dejado
de importunar con su sabiduría intempestiva»21. Durante
la época de Vespaciano emprendió un pleito contra
otro filósofo estoico, P. Egnatio Celer22, a quien reprochaba
" Dión Casio, Historia romana, LXII, 27,4.
" T id to . Anata, X, 71,4.
11 T idto, Historias, III, 81.
“ Sobre este modelo de mal filósofo, véase art. Celer, en R. Goulet, Dictiotmoirc des philosophts
orifiques, II, p. 2S2.
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