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Negociación Gobierno-ELN. Y sin embargo, se mueve<br />
conformantes de equipos mediadoras, representantes de los países garantes,<br />
pese a todas las directrices emanadas del Consejo de Seguridad de la ONU y<br />
de otras instancias internacionales. Actualmente, los diálogos en La Habana y<br />
la propuesta del ELN 2 son para nosotras importantes momentos movilizadores<br />
que asumimos como un reto, aunque todavía no nos vean, o no nos mencionan<br />
expresamente a las mujeres, como lo hacen con otros colectivos, pero debemos<br />
abrir las puertas para nuestra presencia en todas las instancias de concertación<br />
y las que previamente se establezcan.<br />
Algunos espacios democráticos están convocando a las mujeres a pensar<br />
y a hacer propuestas en las negociaciones de paz; eso muestra que hemos avanzado<br />
desde la primera mitad del siglo pasado, cuando Virginia Woolf escribió<br />
Tres guineas 3 . Quienes nos precedieron abrieron el camino: feministas, sufragistas,<br />
mujeres trabajadoras; su exigencia de autonomía e igualdad de derechos<br />
contribuyó a conquistar una ciudadanía que dista de ser plena en sus efectos,<br />
aunque avanza en la igualdad frente a la ley. Desde los espacios de autonomía<br />
conquistados, las mujeres estamos en capacidad de asumir nuestra representación<br />
sin mediaciones.<br />
Los espacios de poder y decisión política fueron ancestralmente campo<br />
de actuación de los varones. Igual la guerra. Pero esta ha afectado todos los<br />
ámbitos de nuestras vidas y nos ha obligado a fijar posturas e idear propuestas<br />
para alcanzar y consolidar el fin de la guerra. Por eso, pronunciarnos frente a la<br />
paz y a la negociación implica un ejercicio político trascendental, que además<br />
crea posibilidades para revertir la exclusión.<br />
¿Por qué es importante nuestra presencia?<br />
Desde la exclusión, hemos generado otras miradas sobre la paz, la justicia<br />
social y la sociedad que queremos. Realidades vividas desde esa orilla, ofrecen<br />
perspectivas específicas valiosas. Vivir la pobreza como carencia, silencio y<br />
subordinación; vivir los anhelos como negación de posibilidades y los sueños<br />
de un mundo más justo, como utopía, hace que el compromiso con el logro de<br />
la igualdad y de la autonomía haya echado raíces profundas en nosotras y que<br />
dimensionemos la paz con otras connotaciones.<br />
2 Véase entrevista a Nicolás Rodríguez Bautista en De Currea-Lugo, V. (2015).<br />
3 Convido a recordar este escrito (publicado en 1938) y a buscar en el periódico La Jornada un artículo sobre él.<br />
Su autora comienza así: “A 65 años de su edición, Tres Guineas, vigente análisis sobre la viril cultura de la guerra.<br />
Nada cambiarán las mujeres en el mundo público si se dejan sobornar para entrar en el cautiverio, advertía Virginia<br />
Woolf ” (http://www.jornada.unam.mx/2003/04/07/articulos/56_3guineas.htm).