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Negociación Gobierno-ELN. Y sin embargo, se mueve<br />
Al campesinado no se nos menciona en el Censo Agropecuario, no se nos<br />
menciona en el Plan de Desarrollo, no se nos menciona en los programas de<br />
desarrollo agropecuario. Es más, al campesinado no se nos reconocen derechos<br />
en la Constitución Política. La campaña de desprestigio al campesinado como<br />
ineficiente en la producción tiene la intencionalidad de ganar consenso en la<br />
población colombiana para consumar el proyecto oligarca de aniquilarnos.<br />
El campesinado ha resuelto históricamente la alimentación de las personas<br />
en Colombia con alimentos diversos, a precios cómodos y culturalmente<br />
aceptados; es la razón de que la FAO reconozca que en el país los campesinos<br />
proveemos el 68% de los alimentos. Es decir, somos el soporte de la soberanía<br />
alimentaria y del producto estrella de Colombia: el café. Somos capaces de<br />
darle de comer al país, aunque produzcamos en tierras de ladera, sin asistencia<br />
técnica, sin los subsidios que el Ministerio de Agricultura entrega a los grandes<br />
productores y siendo criminalizados en nuestras prácticas productivas.<br />
El gobierno, en cabeza de los ministros de Agricultura, viene promoviendo<br />
una nueva ruralidad, un campesino moderno, con mentalidad empresarial, que<br />
haga alianzas productivas con los grandes empresarios; es decir, un campesino<br />
que se despoje de su proyecto de vida y se someta a la modernidad de la esclavitud<br />
de las transnacionales en alianza con mafiosos y oligarcas nacionales.<br />
A las gentes campesinas se nos ha sometido a la perversidad de la guerra.<br />
Nos han asesinado y luego vestido de guerrilleros para presentarnos como<br />
resultados operacionales. Los héroes de la patria nos han capturado, sometido a<br />
la ignominia y mostrado como insurgentes, antes y ahora, con la moda: como<br />
terroristas. Los campesinos hemos sido víctimas de las peligrosas minas quiebrapatas,<br />
hemos estado sometidos a la persecución, estigmatización, confinamiento<br />
y robo de nuestros bienes familiares. Sin dejar de mencionar la violación<br />
y reclutamiento de nuestros hijos e hijas para poner el pecho a las balas en la<br />
confrontación armada.<br />
A las mujeres y hombres del campesinado nos han sometido a la siembra<br />
de cultivos para el procesamiento de productos de uso ilícito, mientras las mafias<br />
han crecido al amparo de agentes del Estado y políticos tradicionales. Y luego,<br />
los campesinos terminamos siendo los criminales, a quienes nos encarcelan, a<br />
quienes nos fumigan las tierras y despojan de nuestro patrimonio. Por ejemplo,<br />
hasta los comienzos de 1990, en el departamento de Nariño, existían más de seis<br />
mil familias productoras de cebada y trigo. La entrada en vigor de la apertura<br />
económica, con el gobierno de César Gaviria, las llevó a la ruina, y la ruina las<br />
llevo al Putumayo a sembrar la coca que tenía como fin convertirse en cocaína.<br />
El ser campesino es la reivindicación de un ser humano maravilloso; seres<br />
humanos que hemos soportado sobre nuestros esfuerzos la pervivencia de la<br />
humanidad. La gente campesina es un manantial de cultura propia e identidad